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Las posibles consecuencias de un rescate a España |
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| Primero fue Grecia, después Irlanda y, posteriormente, Portugal. Hoy todo el mundo asume que España pedirá ayuda a la Unión Europea (UE) para hacer frente a sus deudas. Sólo falta conocer cuándo, aunque existen dudas de que la petición de rescate sea inminente. Para algunos, España no necesita un programa de ayuda, pues ya está haciendo todo lo necesario en materia de política fiscal y reformas estructurales. Para otros, las circunstancias en las que se está negociando la ayuda son diferentes a las de los otros países. La UE ha puesto ya oficialmente en marcha el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que aportará dinero a España cuando lo solicite de forma oficial y cuenta con una capacidad de préstamo inicial de 200.000 millones de euros, que aumentará hasta 500.000 millones en los próximos 18 meses. Lo que todavía está en el aire es cómo se articulará esa ayuda.
Una opción es que el nuevo fondo garantice entre el 20 y el 30% de cada nueva emisión española, un plan que reduciría el coste del rescate para los contribuyentes europeos, ya que sólo costaría unos 50.000 millones de euros al año, y permitiría a España cubrir por completo sus necesidades de financiación y al Banco Central Europeo (BCE) poner en marcha la compra de bonos españoles en el mercado secundario. Otra opción es que el MEDE compre deuda española directamente en las subastas, pues sus normas le permiten adquirir hasta la mitad de cada emisión, dentro de un programa de asistencia. Para unos expertos, la primera consecuencia de la petición de rescate para España es el abaratamiento de la financiación para el país. Si el BCE comprara deuda en el mercado secundario, sería una señal para los inversores de que el euro no se va a romper y es irreversible, lo que frenaría la importante salida de capitales que sufren en estos momentos España y la Unión Europea.
El Gobierno de Mariano Rajoy ha insistido mucho en que la petición de ayuda no supondría la adopción de nuevos ajustes económicos porque el país ya está cumpliendo las exigencias marcadas desde Bruselas. Si la UE exigiera la adopción de nuevas medidas, la situación del Ejecutivo se complicaría, pues ya se han sucedido fuertes protestas por las medidas tomadas hasta el momento. Para algunos , sería muy beneficioso que desde Bruselas se exigieran reformas estructurales, porque ayudarían a establecer las bases del futuro crecimiento económico: profundizar en la última reforma laboral, exigir que se adelante la aplicación de los cambios aprobados en el sistema de las pensiones, un descenso en el gasto sanitario, un ajuste de las Administraciones Públicas y una reorganización del sistema impositivo.
Otros no creen que las exigencias vayan más allá de las medidas que el Gobierno ya ha tomado. La ventaja de España es que, tras las experiencias con Grecia y Portugal, se demostró que la política de fuertes ajustes económicos es un camino equivocado que conduce al país a una fuerte recesión. Y lo que interesa es que la economía española crezca, para que el resto de Europa también se expanda. Lo que está en juego es el futuro de la eurozona. Los resortes de apoyo que se fijen para el caso español pueden servir de soporte para otras economías y como cortafuegos general que establezca una protección y cohesión verdaderamente común para la moneda única. El rescate de España es una prueba de fuego para el euro y debe ser visto más como el comienzo de un conjunto ambicioso de mecanismos de apoyo y compromiso común, que como un caso aislado.
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Este es el resumen del artículo "Las posibles consecuencias de un rescate a España" publicado en Octubre 30, 2012 en la revista Knowledge @ Wharton.
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