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Fuera de juego |
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| En Argentina es común quejarse de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) por meterse con algunas libertades individuales, triviales en otros países, como la compra de dólares o el uso de tarjeta de crédito en el exterior. Esta creencia se vio reforzada a finales de agosto cuando el ente recaudador intervino el fútbol argentino, alegando evasión de impuestos y lavado de dinero, y anunció una medida sin precedentes: la suspensión del 70% de los representantes de futbolistas acreditados ante la Asociación del Fútbol Argentino (AFA. Hay dos motivos que explican la ofensiva. El fisco es el principal auspiciador del llamado "Fútbol para Todos” (transmisión de los partidos por TV abierta, un capítulo más en la larga guerra de los Kirchner contra el Grupo Clarín). El segundo motivo es la “triangulación u opacidad fiscal” detectada en las trasferencias de varios jugadores al comenzar el torneo de apertura.
Para controlar la triangulación, el gobierno estableció una “ventanilla única electrónica”, en donde quedaba la información de las trasferencias y/o cesiones, totales y/o parciales, definitivas o temporarias, de los derechos federativos y económicos de los jugadores de fútbol profesional. El 8 de septiembre, sin embargo, todos los jugadores inhabilitados ya habían aclarado su situación ante la AFIP. Ese mismo día el juez federal Néstor Oyarbide (con nexos con el gobierno y que investiga lavado de dinero en el traspaso de muchos jugadores argentinos a Europa) pidió a un fiscal entregar información sobre el pago de tributos en los pases de cerca de 450 futbolistas, incluyendo pases que correspondían a transferencias efectuadas en años anteriores.
A la FIFA (que recién cambió su sistema de justicia interno, nombró un fiscal y un juez que no tienen nada que ver con el fútbol y ha hecho muchísimos cambios en términos de transparencia, incluso respecto a las trasferencias de jugadores), le parecen adecuadas las regulaciones implementadas por la AFIP y la Unidad de Información Financiera (UIF), que sacó una resolución adicional diciendo que a mediados de cada mes todos los clubes deben informar de sus transacciones. Las regulaciones ayudan a los clubes a estar organizados de forma transparente y a que retomen su tarea de ser dueños de los pases de los jugadores.
Más allá de los controles, “Fútbol para Todos” tiene una importancia estratégica para el gobierno. Después de la cadena nacional es el instrumento más eficiente para dar a conocer la creación de hospitales o la expropiación de YPF, además de contrarrestar la información entregada por los medios opositores. Hace pocos meses La Nación entregó cifras de lo que llevaba gastado el fisco en este programa y la AFA refutó las cifras alegando que el medio sumaba lo que podría ganar el gobierno si vendiera los espacios publicitarios a otros, pero no lo hace. Para algunos, el fútbol siempre ha sido un deporte muy popular, y por eso un liderazgo populista no podía dejarlo fuera de su dominio. El programa estaría destinado a quitarle poder al multimedios Clarín (que antes tenía los derechos) y utilizar políticamente la pantalla.
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Este es el resumen del artículo "Fuera de juego" publicado en Octubre 2012 en la revista América Economía.
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