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Volvieron las fiestas de fin de año en la oficina | 
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| La fiesta corporativa de fin de año es la noche en la cual todos pretenden que no hay organigrama ni jerarquías. Los pasantes pueden divertirse con sus jefes (a veces en forma íntima) y al día siguiente, si la resaca lo permite, todo vuelve a la normalidad.
Durante los años buenos, los startups y otras empresas han gastado cantidades colosales en eventos. Se han escuchado historias de empresas que rentan parte de un museo o un estadio. Hasta los jóvenes empleados llegan a sentir que lo que ven no es sostenible.
En el 2008, luego de la crisis, las empresas decidieron no hacer fiestas. Después de todo, siendo los puestos de trabajo escasos, no hacía falta motivar ni retener a los empleados. Algunos llegaron a sugerir sustituir las fiestas por tarjetas de regalo de US$ 100 para los empleados.
Este año las fiestas están de vuelta en EUA. Un 91% de las empresas consultadas indicó que pensaban hacer una, el mayor número desde el 2007, y una gran mejora sobre el 74% del 2011, el punto más bajo en 25 años. Otra microtendencia este año: las empresas están haciendo donaciones a los damnificados del huracán Sandy en lugar de la fiesta. Hacer el bien tiene una gran ventaja: los empleados no se pueden quejar (de la fiesta, si).
Muchas fiestas este año oscilarán entre la opulencia y la inexistencia. Entre esos extremos estarán las que se hagan en la misma oficina. Aunque a muchos no les gusta, la gente se embriaga más en la oficina – el cerebro compensa por la menor inhibición que ocurre en un ambiente conocido.
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Este es el resumen del artículo "Volvieron las fiestas de fin de año en la oficina" publicado en Diciembre 2012 en la revista Business Week.
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