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Una nueva alianza atlántica



Revista: The Economist
Tema: Negocios en Africa
Fecha: Noviembre 10, 2012
Cargadas de capital y experiencia, las empresas brasileñas, en especial las de minería y construcción, ven en el continente africano una valiosa oportunidad para expandir sus negocios y diversificar sus mercados fuera de sus fronteras. Estas relaciones comerciales entre Brasil y África ya empezaron a consolidarse durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Sin embargo, estos lazos con los países del continente sureño recibían críticas por parte de muchos frentes, pues supusieron un alejamiento de Brasil con los socios comerciales más fuertes y ricos del mundo, entre ellos EUA.

Durante su mandato, Lula hacía referencia a la deuda histórica del país con África, ya que, en el pasado, unos 3,5 millones de africanos fueron trasladados a Brasil en calidad de esclavos. De hecho, Brasil es, después de Nigeria, el país con el porcentaje más alto de población negra a nivel mundial.

Más allá de la referencia histórica, África, en términos económicos, supone un negocio sumamente rentable para las empresas brasileñas, lo que sabe a la perfección la actual presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien ha decidido seguir encarecidamente las políticas de su predecesor. El hecho es que la alianza encaja a la perfección: mientras África necesita la infraestructura necesaria para explotar y comercializar sus reservas minerales y petrolíferas, Brasil cuenta con el capital y experiencia de empresas constructoras, mineras y petroleras reconocidas a nivel mundial. Es más, las gigantes agrícolas, productoras de soya, caña de azúcar, maíz y algodón, ya están siendo tentadas a empezar negocios en el continente también.

Convencidas de las grandes ventajas de la expansión económica en dicho continente, las empresas brasileñas apuestan por que el crecimiento de la economía africana dé origen a millones de consumidores, que equivaldrán, en número, a la nueva clase media en Brasil.

Si bien Brasil no puede competir con China en su nivel de inversión, lo cierto es que puede ofrecer un valor agregado en los negocios que emprende en los países africanos: la experiencia técnica. En áreas como la agricultura, la colaboración ha resultado muy fructífera, pues Brasil comparte condiciones climáticas similares a las del continente africano, lo que les permite intercambiar técnicas de producción agrícola. Mientras las empresas chinas son conocidas por sus pobres prácticas laborales, su contraparte brasileña se distingue por 1) apegarse a las leyes, 2) ser buenos empresarios y 3) por estar interesados en consolidar sus relaciones comerciales a través de su aporte técnico y financiero. A su vez, las empresas brasileñas se caracterizan por contratar personal local, a diferencia de las chinas que suelen trasladar a empleados nativos.




Este es el resumen del artículo "Una nueva alianza atlántica" publicado en Noviembre 10, 2012 en la revista The Economist.

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