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Richard Branson: vaya vida |
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| La vida de Richard Branson es como de cuento de hadas. Este millonario de 53 años nunca pensó que terminaría como amo del universo, dirigiendo desde su isla propia Necker, un imperio de US$ 7 mil millones que ideó siendo un adolescente y que hoy en día abarca vestidos de novia, cosméticos, aerolíneas, teléfonos celulares y productos electrónicos.
El lleva su vida bajo un paradigma particular: llevar un vida de una manera divertida. Ama la aventura, tiene problemas en respetar la autoridad, se aburre fácilmente y tiene una curiosidad insaciable. Nunca usa una computadora, todas sus anotaciones las lleva en un cuaderno negro y las cosas que necesita recordar las anota en el dorso de la mano. Fue nombrado caballero en el 2000 aunque nació en el seno de una familia británica de clase media. No terminó el bachillerato y su sueño sólo era publicar una revista.
El reino de Virgin se hizo realidad cuando Branson empezó a pensar en la idea de dedicar las últimas páginas de su publicación a anuncios de venta por correo de discos baratos. En 1973, con sólo 23 años, Branson ya había prosperado lo suficiente como para tener una cadena de tiendas llamadas Virgin Records, unos estudios de grabación y un sello discográfico. Hoy en día, Virgin Atlantic, iniciativa criticada por muchos, se ha convertido en uno de los modelos del sector de las aerolíneas y ha dado pie a Virgin Express (con sede en Bruselas) y Virgin Blue (de Australia).
Aunque dos de sus empresas, Virgin Express y Victory (de ropa y cosméticos) se comercian públicamente, Branson prefiere que permanezcan privadas. A él le gusta ir de inversión en inversión. Por eso el Grupo Virgin opera como una firma ecléctica de capital de riesgo y cada empresa tiene independencia y su propia estrategia.
A pesar de su bien conocido gusto por las mujeres, Branson es devoto de su familia. Cuando no está viajando, es un hombre del hogar a quien le gusta estar con sus hijos. Posee un automóvil, pero prefiere trasladarse en taxi porque es más fácil. Nunca tiene dinero en los bolsillos y entre sus gastos extravagantes está el invitar a sus amigos (entre 200 y 300 personas) a viajar. Su actividad está respaldada por un grupo consejero cuyo trabajo es capturar sus ideas emprendedoras y convertirlas en estructuras corporativas que sean atractivas tanto para inversores como para Branson.
El apetito de Branson por lo inesperado conjuntamente con su innato sentido de la oportunidad, puede convertir un día ordinario en toda una experiencia. La creencia de su familia es que nunca se retirará, su diario personal incluye todas las tormentas de ideas, conversaciones de negocios y evaluaciones de compra que haya hecho.
Las reglas básicas que recomienda seguir en la vida son:
Seguir las pasiones: si su pasión es volar, comience una línea aérea.
Manténgalo sencillo: si administra su vida con un cuaderno y un bolso de gimnasio, sabrá donde está todo y mantendrá el enfoque en lo que es importante.
Busque a la mejor gente: Si se es un optimista, contrate a algunos realistas. Si detesta las matemáticas, contrate a los mejores contralores.
Reinvéntese: si los jóvenes compran menos música, es mejor iniciar una tienda de teléfonos celulares.
Jugar: haga bromas en el trabajo. Juegue tenis con sus hijos. Use el traje de baño todo un día.
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Este es el resumen del artículo "Richard Branson: vaya vida" publicado en Octubre 6, 2003 en la revista Fortune.
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