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¿Matar o curar? |
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| Junichiro Koizumi ha ganado la batalla interna de su propio partido y ya ha escogido su equipo de trabajo como nuevo Primer Ministro de Japón. Ahora le toca levantar las esperanzas, tratar de impulsar el mercado de nuevas inversiones en su país e iniciar la reforma económica que se necesita.
Su agenda ha sido criticada por algunos sectores que indican que la meta principal debería ser expandir su déficit fiscal (8% del GDP) para impulsar el crecimiento. En otros sectores de la vida cotidiana su oposición también está tratando de relacionar la crisis económica y el aumento de la tasa de delincuencia de esa nación. Ante lo que Koizumi es bastante directo al decir que si existe alguna relación entre el crimen y el desempleo, el punto crucial es incrementar el empleo para la gente joven.
Koizumi debe convencer al mundo de que él es capaz de cumplir con el cambio. Aunque la economía de Japón es la segunda más grande del mundo, se le presta poca atención ya que contribuye poco al crecimiento global. Muchos voceros asumen que el crecimiento ya no puede reavivarse, o al menos no en los próximos años. Pero esto no es cierto, en los últimos trimestres el crecimiento ha repuntado un poco. El recorte de costos de las empresas japonesas combinado con bajos márgenes de ganancias, ha permitido pequeños incrementos en las ventas. Las ganancias operativas de las grandes firmas subieron 17,3% en el año fiscal que finalizó en marzo y en general las compañías han invertido en nueva maquinaria y otros equipos.
Lo que realmente afecta a Japón es una forma de deflación positiva en la cual la política económica disfuncional de las instituciones neutralizan lo que podría ser un remedio a la caída de los precios. Las políticas, especialmente las concernientes a los bancos, hacen más daño que beneficio. Y los funcionarios están más prestos a evitar problemas que a arreglarlos. El Banco de Japón explica que la deflación es en sí un hecho bastante extraño, y apunta a la gran cantidad de créditos morosos que tienen apilados las instituciones bancarias. El Banco de Japón es una institución independiente por lo que es poco lo que Koizumi puede hacer sobre sus políticas internas.
En cuanto a otros aspectos, se ha concluido que el gasto fiscal no ha funcionado y la deuda de Japón ha aumentado a un punto en el cual más gasto agravaría el problema aumentando los límites de una deuda futura y minando la confianza. Cuando Koizumi tomó el poder, propuso limitar los nuevos asuntos de deuda pública a ¥30 trillones por año. Pero ya para este período se espera un déficit fiscal de ¥38 trillones.
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Este es el resumen del artículo "¿Matar o curar?" publicado en Septiembre 27, 2003 en la revista The Economist.
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