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Las diez reglas de oro para llevar una buena vida |
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| 1. Examine la vida, atáquela con venganza; siempre busque nuevos placeres y nuevos destinos que alcanzar con su mente. Esta regla no es nueva. Ésta hace eco a los versos de los antiguos filósofos griegos y más notablemente a los de Platón a través de la voz de su héroe, Sócrates. Vivir la vida se trata de examinar la misma mediante la razón, el don más grandioso que la naturaleza le concedió a la humanidad. La razón les permite a los humanos participar en la vida, ser humano es pensar, evaluar y explorar el mundo, descubriendo nuevas fuentes de materiales y placeres espirituales.
2. Preocúpese sólo por las cosas que usted controla, las cosas que puedan ser influenciadas y cambiadas mediante sus acciones, no por las cosas que se encuentran más allá de su capacidad para dirigir o alterar. Esta regla resume muchas características importantes de la antigua sabiduría estoica –características que siguen siendo poderosamente sugestivas en los tiempos modernos. Más notablemente la creencia en un orden fundamentalmente racional que opera en el universo reflejando una providencia benigna que garantiza los resultados apropiados en la vida. La clave para resistir las dificultades y discordias que se entrometen en las vidas de cada ser humano, es la de cultivar ciertas actitudes hacia la adversidad basadas en la diferenciación crítica entre aquellas cosas que somos capaces de controlar versus aquellas que estén más allá de nuestra capacidad para manejar. Mientras no podemos controlar todos los resultados que buscamos en la vida, ciertamente podemos controlar nuestras respuestas ante estos resultados y aquí yace nuestro potencial para una vida que será tanto feliz como realizada.
3. Atesore la amistad, el apego reciproco que llena la necesidad de la filiación. La amistad no puede ser comprada en el mercado, pero debe ser nutrida y atesorada en relaciones cargadas de confianza y armonía. Ninguna cantidad de dinero, estatus o poder puede compensar adecuadamente una vida desprovista de amigos verdaderos.
4. Experimente el placer verdadero. Evite aquellos placeres superficiales y pasajeros. Mantenga una vida simple. Busque placeres calmantes que contribuyan para su tranquilidad.
5. Domínese a sí mismo. Resista ante cualquier fuerza externa que pudiera delimitar sus pensamientos y acciones; deje de decepcionarse a sí mismo creyendo en lo que personalmente es útil y conveniente; una libertad completa necesita de una batalla interna, una batalla para vencer la psicología negativa y fuerzas espirituales que imposibilitan una vida sana; la auto-dominancia requiere de un despiadado candor. Uno de los lazos más concretos entre los tiempos antiguos y modernos es la idea de que la libertad personal es un estado altamente deseable y una de las bendiciones más grandes de la vida. En la actualidad, la libertad tiende a ser asociada, más que todo, con la libertad política. Por ende, la libertad a menudo es percibida como una recompensa por luchas políticas, medida en términos de la habilidad que tiene uno para ejercer los “derechos” individuales.
6. Evite los excesos. Viva la vida en armonía y balance. Incluso las mejores cosas, las que se persiguen o son logradas sin moderación, pueden convertirse en fuente de miseria y sufrimiento.
7. Sea un ser humano responsable. Aproxímese hacia usted mismo con honestidad y meticulosidad; mantenga una clase de higiene espiritual; deje de culparse por sus errores y defectos. Sea honesto consigo mismo y esté preparado para asumir la responsabilidad y aceptar las consecuencias.
8. No sea un tonto próspero. La prosperidad por sí misma no es una cura total contra una vida mal llevada y puede ser fuente de una peligrosa estupidez. El dinero es algo necesario pero no una condición suficiente para la buena vida, la felicidad y la sabiduría. La prosperidad tiene diferentes significados para diferentes personas. Para algunas, la prosperidad es la acumulación de fortuna en forma de dinero, propiedades horizontales y patrimonios. Para otras, la prosperidad significa la acumulación de poder y el logro de un estatus que viene acompañado de un nombramiento a nivel empresarial o gubernamental. En cualquier caso, la prosperidad requiere de sabiduría: el uso racional de nuestros propios recursos y en la ausencia de tal sabiduría, el dramaturgo griego Esquilo tenía razón cuando hablaba de los tontos prósperos.
9. No le haga mal a nadie. Obrar mal es un hábito peligroso, una clase de reflejo al cual se recurre y que es justificado de una manera muy fácil teniendo un efecto duradero y dañino para poder tener una buena vida. Hacerle daño al otro tiene dos víctimas fatales –el que recibe el daño y el victimario, o la persona que hace el daño. Lo que siempre fracasamos en entender es el impacto psicológico, emocional y espiritual sobre el que realiza la mala acción cuando éste le hace daño a otros.
10. La bondad que da a otras personas tiende a ser recompensada. La bondad que da a otras personas es un buen hábito y refuerza la búsqueda por una buena vida. Ayudar a otros otorga un sentido de satisfacción que tiene dos grandes beneficiarios –el beneficiario, receptor de la ayuda, y el benefactor, persona que da la ayuda.
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Este es el resumen del artículo "Las diez reglas de oro para llevar una buena vida" publicado en Abril 06, 2013 en la revista Forbes.
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