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Programas de transferencia condicionada de dinero: una idea latinoamericana |
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| Es un hecho que los programas sociales de transferencia se han convertido en un recurso efectivo y exitoso para atacar la pobreza y la desigualdad social en Latinoamérica. Actualmente, unos 129 millones de latinoamericanos en 18 países de la región se benefician de estos proyectos sociales que dan dinero a las familias que llevan a sus hijos a las escuelas o a vacunarse al médico, entre otros planes. La idea de los programas de transferencia condicionada de dinero nació simultáneamente en Brasil y México en los años 90. Éstos consistían en dar a las familias pobres una pequeña suma de dinero mensual con la condición de cumplir ciertas exigencias en materia de salud y educación.
Actualmente, el programa brasileño, el más grande de Latinoamérica, entrega dinero a 52 millones de personas, mientras que el mexicano beneficia a unas 27 millones (uno de cada cuatro mexicanos). Este proyecto fue propagándose poco a poco por la región, y ahora un 57% de los bolivianos y un 42% de los ecuatorianos reciben dinero de un programa de transferencia condicionada. México cuenta, hoy en día, con el desarrollo de un programa social orientado a evitar la propagación del VIH. Este plan consiste en un programa que transfiere a los jóvenes homosexuales unos US$24 al mes a cambio de que asistan a charlas de prevención y se hagan exámenes médicos periódicamente.
A raíz de estos programas sociales, más el impulso del crecimiento económico de los países latinoamericanos en la década pasada, se redujo la pobreza del 41 al 21% entre 2000 y 2010, según un informe del Banco Mundial. Estas cifras dejan en evidencia que los programas de transferencia condicionada son un medio efectivo para 1) promover la acumulación de capital humano en los hogares pobres, 2) aumentar la tasa de inscripción escolar, 3) mejorar la atención de salud preventiva, 4) elevar el consumo en el hogar, 5) ampliar las condiciones de vivienda y trabajo de los menos favorecidos.
En algunos países, estos programas han dado otro beneficio adicional: ayudar a la bancarización y atacar la corrupción, pues las transferencias de dinero, al hacerse directamente a los beneficiarios, exigen la apertura de cuentas bancarias y la solicitud de tarjetas de débito para extraer el dinero en efectivo. Esto permite también que esta parte de la sociedad tenga acceso al crédito y a los servicios financieros. El éxito de estos proyectos es tal que la idea latinoamericana ha sido exportada, en los últimos años, a más de 12 países africanos y asiáticos, incluyendo la India, y se está convirtiendo en el programa social más estudiado en la historia.
Sin embargo, no todo es tan bueno como parece, pues los programas sociales están empezando a ser víctimas de su propio éxito. La reducción de la pobreza y el aumento de la cobertura han hecho que surjan problemas de filtración en estos planes, de los que, cada vez, se benefician más personas que no son pobres. Para evitar este tipo de incidencias, los gobiernos locales deberán no sólo diseñar programas de “graduación” o “puerta de salida” para las familias que ya no necesiten asistencia social, sino también reformar las políticas de focalización para destinar los recursos a aquellas personas que sí la necesitan. A su vez, es vital que desarrollen programas sociales (con una continuidad asegurada entre gobiernos) orientados a mejorar la calidad de la educación y de los servicios de salud.
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Este es el resumen del artículo "Programas de transferencia condicionada de dinero: una idea latinoamericana" publicado en Marzo 2013 en la revista América Economía.
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