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Al igual que el sur | 
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| Hasta hace poco, la escena financiera era ésta: las economías más fortalecidas de los países del norte de Europa, guiadas por el Banco Central Europeo, ayudaban a rescatar a sus hermanos del sur que sucumbían bajo la crisis económica mundial. Sin embargo, el panorama ha cambiado radicalmente y ahora la presión económica amenaza con convertir a estos países del norte de Europa en parte del problema, en vez de la solución para la eurozona. Cuando empezó la crisis, hace tres años, los países europeos más estables económicamente (entre ellos Austria, Finlandia, Francia, Alemania, Luxemburgo, Holanda) sirvieron de ancla a las naciones en dificultades económicas, inicialmente Grecia, Irlanda y Portugal.
La idea estaba basada en otorgar temporalmente préstamos y financiamiento adicional respaldado por organizaciones regionales. Esta ayuda económica estaba combinada con ciertos incentivos que buscaban impulsar a los países debilitados a hacer reformas para recuperar sus economías. No obstante, el plan no resultó como esperado, pues la situación económica en Europa ha ido empeorado. Si bien los mercados financieros permanecen en calma dado el compromiso del Banco Central Europeo, lo cierto es que las economías fuertes de los países europeos empiezan a evidenciar serios síntomas de deterioro, que no sólo serán lamentablemente difíciles de controlar, sino también de informar a sus ciudadanos.
En los próximos meses, Alemania y otros países se verán en la necesidad de hacer préstamos adicionales a sabiendas de que no serán reembolsados en su totalidad, lo que producirá un retroceso considerable en 1) sus economías, 2) el bloque comercial europeo y hasta 3) la integración económica regional, incluyendo la efectividad y credibilidad de la misma Unión Europea. Esta crisis económica ha ido propagándose a rienda suelta por la región debido a los malos diagnósticos económicos iniciales, a la inadecuada toma de decisiones y medidas, y al desconocimiento y rechazo de la gravedad de la situación.
Otro factor que sumó complejidad a la recesión europea fue el propio debilitamiento económico mundial. A medida que la austeridad ganaba protagonismo en el paquete de reformas de Grecia, Irlanda y Portugal, el crecimiento económico se contraía, lo que disparó la tasa de desempleo juvenil y la pobreza; contrajo la inversión, los créditos y el capital circulante; y despertó el descontento popular. A todo esto también se le une la falta de un liderazgo político nacional o regional que le hable a la ciudadanía europea sobre esta problemática con sinceridad y claridad. Hasta ahora, los políticos de la eurozona han querido ganar tiempo y evitar contagiar la región con su negatividad. No obstante, es un hecho que la propagación de una crisis sistemática de deuda en la región se esté dando, aunque no se esté informando a la población.
Además, los líderes políticos deben aprender a diferenciar si las reformas adoptadas están orientadas a un problema de liquidez (donde los deudores necesitan un financiamiento urgente para ayudarlos a superar una dificultad económica a corto plazo) o de solvencia (donde es necesaria una reestructuración económica y financiera). Los líderes de los países europeos con economías más fuertes deben actuar rápido y acordemente En vez de sacrificar la supervivencia de la Unión Europea, deben decidir si levantar la deuda griega o si excluir a este país de la eurozona para que pueda hacer las reformas necesarias, desvinculadas de las exigencias económicas regionales, y recuperar así su economía más rápidamente.
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Este es el resumen del artículo "Al igual que el sur" publicado en Abril 2013 en la revista Foreign Policy.
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