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Por qué la motivación está sobrestimada |
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| En muchos casos, la motivación puede convertirse en un verdadero problema para aquéllos que requieren de esa estimulación extra para afrontar ciertos retos, tomar decisiones y actuar en sus vidas. En términos generales, las personas se muestran desmotivadas porque los estímulos que los llevarían a ponerse en movimiento no resultan muy atractivos. Como consecuencia, esto suele desencadenar un sentimiento opuesto a la motivación: el agobio.
Esta situación, normalmente, ocurre cuando los planes que se tienen en mente no están estrechamente vinculados con un buen resultado. Con frecuencia, esto se da cuando se trabaja en ideas que se materializarán en un futuro lejano; por ejemplo, el desarrollo de un plan de cinco años.
La clave para no perder la motivación radica en hacer diariamente algo que acerque a los individuos a sus objetivos. Para ello, es necesario crear una serie de sistemas que simplifiquen el tiempo que se invierte en analizar los pasos de acción y en implementar el plan.
Para empezar, es sumamente útil e interesante 1) establecer una meta a corto plazo (seis meses es un buen comienzo), 2) determinar tareas alrededor de los estímulos, 3) precisar los momentos del día/noche más oportunos y efectivos para trabajar, 4) implementar rangos de tiempo para cada tarea. Cada uno de estos pasos debe realizarse frecuentemente hasta que se convierta en un proceso natural y rutinario, apartado incluso de la motivación (la cual, algunas veces, se da de manera inconsciente) que se experimenta por ejecutar un plan.
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Este es el resumen del artículo "Por qué la motivación está sobrestimada" publicado en Mayo 2013 en la revista DumbLittleMan.
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