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El debate sobre la productividad en la oficina moderna



Revista: Knowledge @ Wharton
Tema: Recursos Humanos
Fecha: Mayo 05, 2013
En general, las empresas no se han enfrentado de hecho a la cuestión de cómo pensar sobre la productividad en la economía del conocimiento, mucho menos cuál sería la mejor manera de gestionarla. En su definición más básica, la productividad es la medida del grado de eficiencia con que trabaja un empleado: cuánto produce por cada cuatro horas dedicadas al trabajo. Tratándose de trabajo intelectual, es difícil de medir; y la calidad es siempre tan importante, si no más, que la cantidad. El tiempo puro y duro dedicado a un proyecto o la producción realizada tal vez tenga poco que ver con el grado de productividad real de un empleado. A pesar de las dificultades, las empresas siempre acaban confiando en herramientas numéricas. El trabajo entre bastidores como reclutamiento, tutelaje o comunicación entre equipos, que son fundamentales en las empresas del conocimiento, suele ser relegado en favor de datos cuantitativos, y se corre el riesgo de privilegiar más la cantidad que la calidad, sólo porque conseguimos medirla.

La respuesta, según especialistas en gestión, es crear medidas más amplias y matizadas de productividad que representen la calidad, eficacia e impacto del trabajo del empleado, así como la cantidad. Los gerentes deben ser rigurosos al definir qué comportamientos y resultados son más importantes para el perfeccionamiento de la productividad e igualmente diligentes en la elección de cómo medir esas calidades a medio y a largo plazo, y no sólo de forma inmediata. La forma en que la empresa define productividad determinará qué tipo de infraestructura pondrá en práctica para medirla y controlarla. Otros llaman la atención sobre un peligro: los gerentes suelen evaluar la productividad por el cumplimiento, o no, de los objetivos de rendimiento, sin examinar de cerca de qué forma son cumplidos. Si no se mide de forma adecuada, y hay incentivos, se puede desencadenar un comportamiento indeseable. Se presta mucha atención a los resultados, y poco al proceso.

Además de medir, otro desafío crítico consiste en gestionar una fuerza de trabajo con niveles heterogéneos de productividad. En cualquier equipo, algunos empleados serán más productivos que otros y usar políticas genéricas es una pésima idea para lidiar con cuestiones de rendimiento que afectan sólo a unas pocas personas. La respuesta correcta es trabajar directamente con los empleados de baja productividad para descubrir la fuente de dificultad y si puede ser resuelta. El mayor problema es la falta de supervisión, de estipular objetivos y hacer un seguimiento de su progreso. Políticas muy genéricas, como las que limitan el acceso a Internet a todos, corren el riesgo de producir tanto daños como buenos resultados. Las personas no van a navegar por Internet si están involucradas en lo que hacen o si su actividad es de alta calidad. Es preciso hacer un diagnóstico de por qué sucede, y no introducir simplemente la misma política para todos.

Otra cuestión difícil consiste en equilibrar el volumen de trabajo de aquellos que presentan un rendimiento por encima del promedio. Esos empleados altamente productivos tienden a convertirse en los profesionales más buscados: los gerentes saben que pueden contar con ellos para finalizar un proyecto complejo o que necesita mucha dedicación. La tendencia natural es transferirles más proyectos, lo que puede hacer que se sientan agotados, y en cierto modo castigados, porque tienen más trabajo que los otros y no son recompensados. El riesgo es que ese personal muy productivo deje la empresa. Para evitarlo, los gerentes deben mejorar la productividad de los otros miembros del equipo, para que los primeros tengan más espacio y monitorizarlos de cerca para que no alcancen el punto de desequilibrio. Tal vez no sea un equilibrio fácil de mantener, pero para alcanzar la productividad ideal en todos los sectores, administrar con cautela los trabajadores altamente productivos puede ser tan imprescindible como mejorar el rendimiento de los rezagados.




Este es el resumen del artículo "El debate sobre la productividad en la oficina moderna" publicado en Mayo 05, 2013 en la revista Knowledge @ Wharton.

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