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Denle el Premio Nobel a Sam Walton |
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| Hay muchas cosas que nos pueden desagradar de Walmart: las reglas antisindicales de los empleados, sacar del negocio a pequeñas empresas familiares, toda esa basura plástica que nos venden, los turbios escándalos empresariales. Es el más grande enemigo de los “locávoros", es la inmensa y malvada tienda que los ambientalistas y organizadores de la comunidad tanto demonizan. Pero a pesar de todas esas múltiples ofensas, Walmart puede haber hecho más por los consumidores de escasos recursos en EUA, y en todo el mundo, que cualquier otra empresa en la historia estadounidense.
El minorista más grande del mundo es indiferente ante las controversias por una sencilla razón: lo que vende es muy económico. Más allá de su inmenso poder adquisitivo (el cual absorbe el margen de ganancias de sus proveedores), sus sistemas de logística increíblemente eficientes y la contratación de mano de obra extranjera con salarios bajos le permiten a Walmart reducir los costes de fabricación y transporte de muchos de sus productos. Y Walmart es el ejemplo más visible de un fenómeno aún más grande: a nivel global, incluso en lugares remotos, una producción y transporte más eficiente se encuentran reduciendo los precios de muchos de los productos básicos adquiridos por la gente más pobre del mundo. ¡Si al estilo capitalista de Walmart se le puede llamar voraz, entonces que siga la fiesta!
Más de mil millones de personas viven en zonas fronterizas con excesivas carencias, tratando de vivir con apenas US$ 1,25 al día. Sin embargo, muchas de ellas ahora tienen un mayor acceso a bienes y servicios que hace algunos años atrás. Eso es en parte debido a que las empresas alrededor del mundo han averiguado como fabricar y transportar cosas que desea la gente pobre a un menor coste, lo que hace subir la calidad de vida. Denominémoslo el efecto Walmart.
Existen dos maneras de ayudar a que la gente de escasos recursos compre más de lo que necesita. Una de ellas es ayudarlas a que ganen más dinero. La otra es hacer que el dinero que ellas tengan le rinda más. Y Walmart ha probado ser increíblemente adepto a esa segunda aproximación. Tomemos como ejemplo a los alimentos. Walmart es el minorista más grande del mundo, y éste ofrece alimentos a precios considerablemente más bajos que los supermercados tradicionales –tanto como un 25% menos. Este es un factor determinante en toda la otra mercancía que vende, y el impacto general en el poder adquisitivo de los compradores es inclusive mucho mayor.
Los precios bajos de Walmart se deben en parte a que dependen de una producción eficiente proveniente de países en vías de desarrollo. Claro que esto no es sólo gracias a los agentes de contratación que compran mercancía económica en el continente asiático; prácticamente se está haciendo en todo el mundo, incluyendo a minoristas desde Bangalore hasta Bangui. Eso se debe a que los fabricantes en China, India y otras partes se han convertido particularmente en adeptos a producir versiones de artículos de bajo coste solicitadas por consumidores que están “en el fondo de la pirámide” –conocidos además como la gente más pobre del mundo.
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Este es el resumen del artículo "Denle el Premio Nobel a Sam Walton" publicado en Junio 2013 en la revista Foreign Policy.
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