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Mickey Amazonas Mouse |
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| En 2007 Disney elaboró un plan para reducir su consumo de electricidad y sus emisiones de gases de efecto invernadero. En su último informe de responsabilidad social informó haber disminuido el consumo de 2.012 millones de Kw/h en 2006 a 1.600 Kw/h en 2012, mientras que las emisiones de carbono cayeron de 986.000 toneladas de CO2 equivalente al año a 785.000 durante el mismo lapso. Todo ello junto con un programa de inversión en proyectos de reforestación y compra de bonos de carbono. Entre sus acciones medioambientales, Disney tiene un país latinoamericano en la mira: Perú. En marzo pasado decidió comprar bonos de carbono peruanos generados en el Bosque Protección Alto Mayo, situado en el departamento de San Martín, por valor de US$ 3,5 millones.
Perú es uno de los países que se han posicionado con éxito en el mercado medioambiental. Sus bonos son atractivos entre otras cosas por la buena calidad de los proyectos y sus desarrolladores y la organización de la cartera nacional. Si bien el compromiso de reducir las emisiones de Kyoto finalizó para muchos países el 31 de diciembre, para la Unión Europea y otros países, como los de bajo nivel de desarrollo, se mantienen las metas y a nivel privado las empresas están voluntariamente optando por comprar bonos de proyectos locales. Hoy el país cuenta con cerca de 250 proyectos de bonos de carbono valorados en más de US$ 12.800 millones, tanto del mercado de mecanismos de desarrollo limpio (MDL) como del mercado voluntario, 110 de los cuales ya se han ejecutado. Empresas y países europeos con compromisos están comprando MDL, mientras que compañías de EUA compran los proyectos de bonos voluntarios y de reducción de emisiones por deforestación y degradación de bosques (REED).
El precio del bono peruano oscila entre US$ 1 y 2 dólares y se mantiene bajo por la reducción de emisiones debida a la crisis internacional, aunque en algunos casos puede llegar hasta a US$ 30, dependiendo de la calidad de la certificación y de la intensidad social del bono. Disney, que desde 2009 ha invertido US$ 27 millones en bonos forestales, compró sus bonos peruanos a US$ 8 dólares. Perú cuenta además con el único programa generador de bonos de carbono voluntarios validado a nivel mundial, el Qori Q’oncha, de Microsol, que valoriza cocinas mejoradas en toda la geografía peruana en el mercado de bonos de carbono. Este programa, con contenido medioambiental, pero también social, ha generado ya 56.000 bonos por alrededor de US$ 600.000.
Se prevé que la oferta y la demanda de este tipo de proyectos en los próximos años irán aumentando en Perú, tras los numerosos tratados de libre comercio firmados por el país, que incluyen compromisos medioambientales. Los expertos comentan que la oferta peruana es tan variada como para permitir la entrada de empresas locales: hay bonos al alcance de todos. Claro que pocos tendrán el impacto comunicacional global de Disney. Los elefantes, hipopótamos y tigres de sus parques serán figuras animatrónicas y los bosques, de plástico, pero los compromisos ambientales de la corporación son de verdad.
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Este es el resumen del artículo "Mickey Amazonas Mouse" publicado en Mayo 2013 en la revista América Economía.
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