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El caso de un hospital |
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| El hospital Saint Goran’s, una de las glorias del estado de bienestar de Suecia, es manejado por la empresa privada Capio, que a su vez es manejada por un consorcio de fondos de capital accionario. Los médicos y enfermeras son empleados de Capio, y responden a un jefe y a un consejo de dirección. Desde la perspectiva del paciente, St Goran’s, que obtiene casi todo su dinero del Estado, no se diferencia de otro hospital público (el tratamiento es gratis, tras un recargo nominal que es universal en Suecia), pero ha llevado a una revolución en la relación entre gobierno y negocios. A mediados de 1990, fue programado para ser clausurado, pero en 1999, el Consejo del Condado de Estocolmo hizo un contrato con Capio para que tomara el manejo del día a día del hospital, que recientemente extendió hasta 2021.
St Goran’s es ahora un templo de “gestión lean”, una idea de la que fue pionero Toyota en los 1950 y desde entonces se ha ido diseminando desde la fabricación de carros, a los servicios y desde Japón, al resto del mundo. Actualmente, el hospital está organizado en los principios gemelos de lean, “flujo” y “calidad”. Los doctores y enfermeras ahora trabajan en equipo, y son responsables de sugerir mejoras en la gerencia. Hay de 6 a 8 pacientes por cuarto, la decoración es institucional, todo se hace en función de “maximizar la capacidad para atender pacientes”. El objetivo es darles a los contribuyentes valor por dinero. St Goran’s ha reducido el tiempo en espera mediante el incremento de la capacidad para atender pacientes y ha reducido la probabilidad de que cada paciente adquiera una infección. Sin embargo, escatimar los servicios hoteleros significa que tiene que invertir en la preparación de los pacientes para su admisión y brindarles apoyo después del alta.
El hospital ha cambiado la forma en que Suecia recibe los cuidados de salud. Su personal piensa en sí mismo como parte de un equipo, y los gerentes enfatizan en el aprendizaje colectivo. Pero St Goran’s es también un síntoma de un cambio más amplio. Las firmas privadas proporcionan el 20% de la atención en hospitales públicos en Suecia y el 30% de la atención primaria pública. Tanto el sector privado, como el público están obsesionados con la ‘gestión lean’; saben que un país de tan alto costo como Suecia debe hacer un mejor uso de sus recursos. Para Capio, una de las compañías mayores de atención en salud de Europa, Suecia es su mayor mercado (48.2% de sus ventas), y piensa que puede lograr grandes ahorros en otros países transfiriendo las lecciones que ha aprendido en St Goran’s.
Diseminar eficiencia no será fácil. Los europeos instintivamente se apartan de las compañías privadas que hacen dinero de la atención en salud. Aun en Suecia, ha crecido la hostilidad desde que algunas compañías de capital accionario han estado envueltas en escándalos en residencias de ancianos. Los gobiernos europeos atrapados por el efectivo son bagatelas sorprendentemente difíciles. La mayoría de la gente en el negocio de capital accionario piensa que hay formas más fáciles de hacer dinero que cogiendo mendrugos del estado. Pero las compañías privadas de atención en salud tienen ciertas ventajas por encima de las organizaciones públicas. Tienen más incentivos para dar servicios eficientes, ya que suelen retener algunos de los ahorros. Son mejores persuadiendo a sus empleados a adoptar nuevas ideas, y diseminando estas más allá de las fronteras. Europa debería estar orgullosa de sus servicios de salud pública, pero si quiere que sean rentables en el futuro, deben permitir la entrada de más compañías privadas en la fórmula.
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Este es el resumen del artículo "El caso de un hospital " publicado en Mayo 18, 2013 en la revista The Economist.
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