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De vuelta en el negocio |
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| Tras cinco años de sequía, han vuelto a fluir las concesiones brasileras de petróleo y gas. El 14 de mayo el regulador nacional, ANP, subastó exitosamente 142 bloques en 11 campos, tanto de tierra como de mar, que podrían producir unos 35 mil millones de barriles. Otros 147 no encontraron beneficiarios o no alcanzaron el precio de reserva. Pero los de la cuenca de Parnaiba, en el noreste, cerrados a recientes descubrimientos de petróleo, y los marinos, cerca de la boca del río Amazonas, atrajeron una feroz puja. Entre las 12 compañías domésticas, y las 18 extranjeras, se pagó en total 2.8 mil millones de reales (US$ 1.4 mil millones) por los derechos de exploración, rompiendo el record previo de Brasil en las subastas, de 2.1 mil millones de reales, establecido en 2007.
Petrobras, el gigante petrolero estatal de Brasil ganó algunos bloques, tanto solo como en asociación con BP, de Gran Bretaña y Total, de Francia, incluyendo uno por el que el consorcio pagó 346 millones de reales, otro record nacional. OGX, una firma brasileña también fue audaz en la puja y pagó 377 millones de reales por 13 bloques, incluyendo varios en la cuenca de Parnaíba, en donde ya la firma está produciendo gas. MPX, del mismo dueño, también se beneficiará del desarrollo de los campos de Parnaíba, ya que está construyendo allí un gran complejo de plantas de energía alimentadas por gas. Petronas, la compañía propiedad del Estado de Malasia, que recientemente adquirió una participación del 40% en los ya existentes bloques en el mar de OGX, pujó, pero terminó sin nada.
Cuando Petrobras encontró vastas reservas presal (quizás por valor de 100 mil millones de barriles) fuera de la costa de Río de Janeiro en 2007, Brasil quedó como la más estimulante frontera del petróleo. Pero el descubrimiento alimentó el “resurgimiento del nacionalismo”. El gobierno detuvo las subastas mientras reescribía las reglas para las concesiones. Las amigables reglas que permitían que todas las firmas (públicas, privadas y extranjeras) compitieran en igualdad de condiciones, fueron reemplazadas con una ley que hizo a Petrobras el único operador en los campos presal (aunque otras firmas pudieran adquirir participaciones financieras). La siguiente obstrucción fue causada por la riña de los políticos sobre la división de los porcentajes por los derechos de explotación. Se quiso reestructurar esto antes de comenzar con las subastas, pero a principios de este año, cuando esto llegó a la Corte Suprema, el gobierno se hartó de esperar.
Esta vez no se ofrecieron bloques presal, pero el gobierno espera vender algunas participaciones en estos a finales de año, así como unos prometedores terrenos de esquisto. Después de vender US$ 11 mil millones en bonos el 13 de mayo, Petrobras parece estar listo para el reto de ser el único operador en un negocio que requerirá océanos de efectivo. Las decisiones del gobierno para mantener bajos los precios del petróleo para combatir la inflación y forzarla a favorecer a los proveedores locales, han puesto tensa a la compañía.
Las fuertes pujas de la subasta mostraron que las firmas extranjeras no perdieron el interés por Brasil, pero mientras que se discutía sobre quién iba a poder bombear en campos presal y cómo compartir los procedimientos, el petróleo y gas de esquisto estadounidenses desplazaron al petróleo presal de ser la historia energética más estimulante del mundo. Según expertos, en los pasados cinco años, Brasil perdió alrededor de 20 mil millones de reales solo en pagos por los derechos de explotación.
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Este es el resumen del artículo "De vuelta en el negocio" publicado en Mayo 18, 2013 en la revista The Economist.
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