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Poder: ¿realmente lo quieren las mujeres? | 
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| Las mujeres argumentan que ven el poder de manera diferente a los hombres, no en términos de rangos sino de influencia. Algunas mujeres entrevistadas para este trabajo dicen que no quieren ser Carly Fiorina, CEO de Hewlett-Packard y número 1 de la lista de las mujeres más poderosas; prevén el día en que habrá igualdad de géneros en las cimas de las empresas estadounidenses. Esta posición lleva a preguntarse, si estas mujeres educadas, comprometidas y poderosas no están tras los grandes puestos ¿quién lo está? Y además, ¿será que las mujeres carecen de poder en los negocios simplemente porque no lo ansían lo suficiente?
Gail Berman, presidente de Fox Entertainment confiesa que le teme al poder porque lo considera un rasgo agresivo que no va con su personalidad. Jenny Ming, presidente de Old Navy dice que tiene una connotación negativa. La firma de investigación Catalyst reporta que un 26% de mujeres profesionales que no están en posiciones gerenciales indican que no quieren tales cargos, y de 108 mujeres que han aparecido en la lista FORTUNE 50 en los últimos cinco años, al menos 20 han dejado sus prestigiosas posiciones por deseo personal (como el caso de la ex CEO de Pepsi-Cola, Brenda Barnes quien se mudo de ciudad para dedicarse a su familia). Aparentemente no se trata de que las mujeres no puedan llegar a altas posiciones, sino que prefieren no hacerlo. Incluso para muchas en altas posiciones existe la noción de que el poder las busca y no al contrario.
Otro rasgo es que las mujeres no siempre esperan ávidamente las promociones. Andrea Jung (No. 3 en el ranking) dice que nunca pidió un ascenso. Myrtle Potter, COO de Genentech afirma que rechazó dos buenas ofertas pero más por ingenuidad, lo cual coincide con la firma Catalyst, que alega que una de las mayores barreras para las mujeres es la carencia de experiencia en las lides de la gerencia. Algunos piensan que las mujeres exageran en la modestia, y cuando son entrevistadas indican no estar listas para asumir determinado cargo, cosa que no hacen los hombres. Pero muchas tal vez rechazan las oportunidades porque no desean hacer sacrificios personales. Jamie Gorelick, ex vicepresidente de Fannie Mae, piensa además que las mujeres buscan más satisfacción en lo que hacen que los hombres, razón por la cual pueden excusarse ante una oferta.
Para obtener los más altos niveles de poder, algo se tiene que dar a cambio; ese algo frecuentemente son los hijos o las obligaciones de esposa. En la lista del año pasado se encontró que más de un tercio de las mujeres declararon que sus esposos se quedaban en casa. Si tienen niños, las mujeres no aceptan altas posiciones hasta que crezcan los más jóvenes. Esta tendencia se hace aún mayor en los padres solos, como los divorciados. No hay duda que la ambición es menos aceptada en las mujeres que en los hombres. En las entrevistas llevadas a cabo, se ve como las mujeres presionan menos por obtener los buenos trabajos que sus contrapartes masculinas.
De las áreas de mayor éxito femenino se cuenta el gobierno, los negocios y la academia. Un 21% de los directores de instituciones de educación superior son mujeres. En el caso del gobierno los números no son tan alentadores. Las mujeres tienen un 14% del Senado de Estados Unidos por ejemplo. Y en el caso de las grandes empresas, la paridad entre los sexos será posible sólo si la próxima generación lo quiere. En un estudio llevado a cabo en el 2002 sobre 4.200 jóvenes por el Simmons College sólo 9% de las mujeres anticiparon que harían carrera en el área de los negocios. Las mujeres abarcan un 36% de los estudiantes de MBA vs. un 47% en la escuela de medicina y un 49% en la de leyes.
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Este es el resumen del artículo "Poder: ¿realmente lo quieren las mujeres?" publicado en Octubre 13, 2003 en la revista Fortune.
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