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Las fortunas premezcladas



Revista: The Economist
Tema: Industria de la construcción
Fecha: Junio 22, 2013
El cemento es una commodity vital para las economías de rápido crecimiento como lo son el petróleo o el acero. Ningún otro material es tan versátil cuando se trata de la construcción de viviendas, carreteras y grandes trozos de infraestructuras. Es un negocio inmenso: los fabricantes de cemento a nivel mundial acumulan ganancias anuales de US$ 250 mil millones. Fuera de China, la cual comprende la mitad de la demanda global y producción y que es principalmente servida por empresas locales, seis inmensas empresas internacionales – Buzzi, Cemex, Heidelberg, Holcim, Italcementi y Lafarge–poseen el 40% del mercado aproximadamente. No obstante, el negocio raramente atrae mucho la atención.

Muchos en la industria se alegran por mantenerlo de esa forma. Las empresas que fabrican esta forma muy básica de pegamento, cuya receta no ha cambiado mucho en cientos de años, se muestran reticentes. El cemento sigue siendo un negocio contaminante y altamente consumidor de energía, no importando todos sus intentos por mantenerse limpio un poco. Aunque los inversionistas deben tener más interés en ello. Luego de unos años muy duros debido a una caída importante en el sector de la construcción en los países desarrollados, finalmente la recuperación parece estar a la vista. La demanda se encuentra subiendo mientras que las grandes cementeras han prácticamente lidiado con el daño hecho a sus balances generales infligido por la activa campaña de adquisiciones que las convirtió en gigantes globales.

La estructura de la industria además hace que las empresas cementeras no llamen mucho la atención. El cemento es voluminoso y económico. Tiene sentido producirlo en grandes plantas cercanas tanto de las canteras de cal, las cuales les proporcionan una materia prima vital, como de los clientes. El cemento es tan costoso de transportar que raramente viaja más de 320 kilómetros por carretera, por ello sus mercados tienden a ser locales. Las barreras para entrar son altas: una nueva fábrica de cemento que produce 1 millón de tonelada al año, la estructura menos valiosa, cuesta alrededor de los US$ 200 millones. Es mucho más económico que las fábricas principales se expandan. Todo esto significa que la industria tiene una tendencia hacia los oligopolios, los cuales atraen el interés de los reguladores periódicamente.

Aunque el comercio del cemento puede no ser global, el consumo del mismo sigue el mismo camino que el de otras commodities ampliamente comercializadas que tengan una correlación cercana a la de una expansión económica. En años recientes, la demanda en economías emergentes ha subido considerablemente, mientras éstas se encuentran urbanizando e industrializando: ellas ahora consumen un 90% de la producción mundial de cemento, y esta participación parece que seguirá creciendo. En los países desarrollados, apenas algunos edificios y puentes se están construyendo, así que la demanda allá se encuentra en caída a largo plazo.

Desde la crisis financiera, las grandes cementeras han sufrido estrepitosas caídas en sus ventas dentro de los países desarrollados. En los mercados emergentes que han entrado, el surgimiento de la nueva capacidad que han construido ha hecho caer los precios. Y las facturas por gastos de electricidad, las cuales representan una gran tajada en los costes, han subido en todas partes. Aunque HSBC, un banco, dice que se han colocado los cimientos para una recuperación. La mayoría de las grandes empresas han limpiado ya sus balances generales y recortado gastos. La demanda sigue creciendo en Asia. Las construcciones de viviendas en EUA se encuentran recuperándose, aun cuando Europa sufra con la recesión. Una caída en los precios del carbón, ocasionada por una superabundancia de gas, está recortando los gastos en energía eléctrica, mientras los altos precios del petróleo siguen desalentando a las empresas para que sus camiones transporten el cemento por grandes distancias, preservando así a los oligopolios locales.

Aunque las buenas perspectivas pueden no durar. Algunas economías emergentes pueden estar cerca del final de su fase hambrienta de cemento debido a un crecimiento rápido en el sector construcción. La demanda de cemento en Turquía, Malasia e incluso en partes de China puede llegar a su punto más alto dentro de los próximos cinco años. Si esto es así, la recuperación que se espera en los precios del cemento y la rentabilidad puede demostrar ser no tan durable como el mismo material.




Este es el resumen del artículo "Las fortunas premezcladas" publicado en Junio 22, 2013 en la revista The Economist.

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