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Más allá de la burbuja |
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| Después de su espectacular caída, la industria de las telecomunicaciones parece recuperarse y estar llena de oportunidades. De los primeros intentos internacionales que comenzaron en 1801, cuando se estableció la primera conexión entre los sistemas telegráficos de Suecia y Dinamarca, a casi dos siglos, se cuenta con conexiones de fibra óptica, cables submarinos, estaciones de teléfonos móviles, computadoras y otros recursos inalámbricos. Los ingresos de la industria se han incrementado hasta alcanzar la cifra de US$ 1,37 trillones este año de acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicación (ITU).
Existen 1,2 mil millones de líneas telefónicas fijas y 1,3 mil millones de personas que portan teléfonos móviles. Cerca de 665 millones de personas tienen acceso a Internet y el consumo en comunicaciones crece más rápido que el de cualquier otra categoría.
Pero hay contradicciones. A pesar los signos saludables, en los últimos años la industria se ha hecho notoria a causa de los fraudes, la bancarrota, las deudas y la destrucción del valor accionario. Es difícil precisar cuánto dinero se ha perdido por estos conceptos, pero muchos coinciden en que sería cerca de US$ 1 trillón. La respuesta a esta paradoja reside en que aunque la industria ha continuado su crecimiento, no ha sido de la manera y magnitud que muchos esperaban.
Las telecomunicaciones son negocios de intensivos en infraestructura y como esta toma tiempo en construir, las organizaciones deben tantear el nivel y naturaleza de la demanda futura. Como se demostró posteriormente, tales apuestas hechas durante el boom de los noventa, estaban notablemente fuera de contexto. Esto pasó con los pronósticos de conexión a Internet (se decía que el tráfico se duplicaría cada cien días) y por ende con la creación de empresas relacionadas. Las empresas hicieron grandes inversiones en infraestructura y expandieron sus redes, cayendo en el endeudamiento.
Cuando se vio claramente que tal explosión no se daría, las operadoras bajaron sus precios, los fabricantes de equipos vieron bajar sus ventas y muchas empresas optaron por caminos no tan decorosos para salir del problema. En el caso más notorio, WorldCom estableció un nuevo récord por fraude contable, clasificando erróneamente gastos de capital como costos operativos. En consecuencia, en los últimos años las operadoras de telecomunicaciones se han dado a la tarea de limpiar el desastre y a instalar nuevas gerencias en todas las áreas.
Como una de las etapas finales de la tormenta, se llevó a cabo en Génova el encuentro mundial de la ITU donde muchos coincidieron en que la industria ha entrado en una nueva fase que es más de madurez que de crecimiento. Las oportunidades ahora parecen enfocarse a tres tendencias principales: 1) el mercado floreciente de los teléfonos móviles, 2) el crecimiento del acceso a alta velocidad de Internet, y 3) el mercado de las telecomunicaciones corporativas (por el movimiento de empresas fuera de su país de origen). Pero estas tres áreas incluyen también dificultades de transición para las operadoras de telecomunicaciones (como ejemplo, las operadoras de líneas fijas que ofrezcan Internet en banda ancha tendrán que trabajar arduamente para proveer tanto servicios de voz como de datos por separado). Los vendedores de equipos también tienen sus retos. Los nuevos servicios requerirán nuevos aparatos para las redes, en lugar de más capacidad en las mismas, lo cual fue un gasto innecesario hecho durante el boom. Se ha cambiado por completo el patrón de inversión en infraestructura y los vendedores de equipos tendrán que ajustarse a ello.
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Este es el resumen del artículo "Más allá de la burbuja" publicado en Octubre 11, 2003 en la revista The Economist.
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