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La musa, renta | 
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| Cada vez son más los artistas visuales brasileños que se suman a la industria artística y empiezan a contribuir al crecimiento económico de Brasil. De hecho, es tal el auge de este sector que las ventas de arte contemporáneo están aumentando anualmente un 10% en el país. Como prueba, las ventas registradas por los artistas el año pasado se acercaron a los US$ 603 millones, de los cuales sólo unos US$ 29 millones correspondían a ventas en el exterior, lo que deja en evidencia la fuerza del arte brasileño en el mercado local.
Si bien Brasil está aún muy lejos de los US$ 14 mil millones que factura China, lo cierto es que el mercado brasileño está en expansión, mientras que el chino ha experimentado una fuerte caída del 24%. Este creciente volumen del negocio brasileño se debe a que 1) los artistas están mejor asesorados, 2) las galerías se han profesionalizado, 3) el número de exposiciones ha aumentado considerablemente y 4) las sociedades entre artistas y compradores se han expandido.
Es un hecho que todas las partes de este negocio se han fortalecido en Brasil; sin embargo, la creciente maleta de dinero artístico en el país aún presenta ciertos matices turbios, pues muchos inversionistas se han interesado, repentinamente, en el mercado del arte para lavar dinero.
Según los expertos legales, las transacciones privadas de arte suelen tener un carácter de confidencialidad. Como si esto no fuera suficiente, los valores artísticos pueden manipularse fácilmente y su propiedad resulta muy difícil de establecer. Si a esto se le suma también lo fácil del traslado y del escondite del bien adquirido, las obras de arte se convierten no sólo en una perfecta fachada para el lavado de dinero, sino también en un verdadero atractivo para ciertos nichos de criminalidad dispuestos a invertir en este sector y realizar operaciones ilícitas.
Es por ello que para darle una mayor transparencia al negocio muchos individuos, entre ellos jueces y artistas, proponen un mayor control estatal del mercado con la implementación de reglas claras en las transacciones de arte en Brasil, tales como 1) prohibir el pago en dinero en efectivo, 2) obligar a los artistas a reportar la identidad y los detalles de los negocios hechos por sus clientes y 3) rastrear el origen de la obra.
El sector artístico brasileño, por su parte, parece también necesitar no sólo un presupuesto estatal más amplio para financiar exposiciones y museos, sino también de una serie de reformas en materia fiscal, pues los artistas se quejan de la alta carga tributaria que deben pagar por la venta de sus obras.
A su vez, algunos sugieren un levantamiento o flexibilidad de las fuertes medidas proteccionistas que obstaculizan las importaciones en Brasil, mientras otros apuestan por el otorgamiento de mayores incentivos fiscales para coleccionar arte y promover así el crecimiento del sector artístico en el país.
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Este es el resumen del artículo "La musa, renta" publicado en Octubre 2013 en la revista América Economía.
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