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Grecia en el Caribe |
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| El Congreso de EUA y la Casa Blanca deberían prestar más atención a una grave situación que se le desarrolla a 1,500 millas al sudeste. Puerto Rico, un territorio estadounidense, corre el riesgo de una quiebra al estilo griego. Con US$ 70 mil millones de deuda pendiente (un 70% de su PIB), tiene una deuda mayor a la de cualquiera de los 50 estados de Estados Unidos. El rendimientos de sus bonos se ha disparado hasta el 10%, pues los inversores se preocupan de que puede estar rumbo a un impago. Al igual que Grecia, Puerto Rico es un lugar crónicamente no competitivo, encerrado en una unión monetaria con un vecino más rico y productivo. Su economía también padece de una gran ineficiencia del sector público. Y como en Grecia, se teme que un impago caótico pueda precipitar una crisis mucho mayor que aleje a los inversionistas, y dispare los costos de endeudamiento en el mercado de EUA para los bonos estatales y locales.
La comparación helénica también es útil para mostrar a los estadounidenses lo que no se debe hacer. Durante décadas, Puerto Rico ha sido sostenido por los subsidios federales. Su población, mucho más pobre que la media estadounidense, recibe una gran cantidad de transferencias, desde pensiones hasta cupones de alimentos. Hasta el año 2006 la economía fue impulsada por los incentivos fiscales a las empresas estadounidenses que se instalaran allí, lo que aprovecharon ampliamente las compañías farmacéuticas. Esta rebaja de impuestos desapareció en 2006, y la economía de la isla se ha reducido todos los años desde entonces. Ha podido mantener su crédito gracias a que sus intereses de deuda están exentos de impuestos estatales, locales y federales en EUA, lo que lo hace artificialmente atractivo a los inversores.
Falta de crecimiento y una fuerte deuda son una combinación tóxica. En 2010 el gobernador anterior de Puerto Rico intentó sin éxito impulsar la economía con recortes de impuestos. El actual ha subido los impuestos de forma pronunciada, y espera un presupuesto equilibrado en 2016. Los funcionarios puertorriqueños insisten en que su país es solvente, y con algunos supuestos heroicos sobre el crecimiento futuro y el aumento de los ingresos fiscales, los números pudieran concordar. Aquí es donde el estudio de la experiencia griega se justifica. Sugiere que la austeridad por sí sola no es el camino a la solvencia de una economía crónicamente no competitiva. La prioridad de Puerto Rico debe ser hacer reformas estructurales para impulsar el crecimiento. Washington tiene que ayudar, sobre todo eliminando las absurdas reglas que obligan a que toda la carga entre la isla y los puertos de EUA sea transportada por buques estadounidenses.
La segunda lección de Grecia es que si la deuda tiene que ser reestructurada, lo mejor es hacerlo cuanto antes. Grecia esperó demasiado. Es poco probable que el Congreso de EUA proporcione préstamos oficiales para pagar a los tenedores de bonos privados, como lo hicieron los europeos con Grecia, pero sus legisladores podrían, y deberían, asegurarse de ordenar una reestructuración de la deuda de Puerto Rico. El gobierno federal podría proporcionar financiación transitoria para ayudar en ello, como el FMI hace en otros lugares. Incluso los detalles legales del canje de bonos de Grecia podría servir de modelo. Nada de esto será fácil, aun si los políticos en San Juan y Washington son audaces y con visión de futuro. Pero los primeros están evadiendo, y los segundos ni siquiera están prestando atención. La deuda de Puerto Rico solo puede empeorar.
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Este es el resumen del artículo "Grecia en el Caribe" publicado en Octubre 26, 2013 en la revista The Economist.
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