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La verdadera nueva economía |
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| Durante los últimos días de los noventa, mucha gente creyó que la tecnología de información y en particular Internet estaban cambiando todo en materia de negocios. Un cambio fundamental sí ocurrió en esa época, pero tuvo más que ver con competitividad que con tecnología.
Bajo la tutela de su directora Diana Farrell, el Instituto McKinsey llevó a cabo un estudio extenso sobre la productividad y su conexión con el gasto corporativo en TI y su uso durante ese período. Esta investigación reveló que la TI es importante pero no medular para el destino de las empresas. Los factores primarios de productividad fueron la competitividad y la innovación.
En aquellas industrias que vieron incrementos en la intensidad competitiva, los gerentes fueron presionados a innovar agresivamente para proteger los ingresos y las ganancias. Esas innovaciones (en productos, prácticas gerenciales y tecnología) llevaron a los logros en la productividad. De hecho, la dinámica crítica de la nueva economía, la real nueva economía, es ese ciclo virtuoso de competitividad, innovación y crecimiento de la productividad.
Durante los noventa, la TI particularmente constituyó una poderosa arma por tres razones: 1) permitió el desarrollo de nuevos productos atractivos y nuevos y eficientes procesos de negocios, 2) facilitó la rápida difusión de innovaciones en todos los sectores y 3) mostró grandes economías de escala.
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Este es el resumen del artículo "La verdadera nueva economía" publicado en Octubre 2003 en la revista Harvard Business Review.
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