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Ajuste de cuentas | 
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| Una de las primeras medidas que tomó la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, al reasumir sus funciones, fue cambiar su gabinete económico para hacer frente a los principales problemas de la economía argentina: 1) la alta tasa de inflación, 2) el atraso cambiario y 3) la pérdida de reservas. El inminente ajuste económico empezó con el recargo del 35% para compras con tarjetas en el exterior. A esto se le sumó que el “dólar tarjeta” se acercó a los US$ 8,5 y se estableció la brecha con el dólar blue. Como si esto no fuese suficiente, se dio a conocer el acuerdo del Gobierno con Repsol por la expropiación de YPF.
Sin embargo, estas políticas económicas no son del todo bien recibidas por los expertos financieros que sostienen que la moneda argentina carece de valor y, por tal razón, los argentinos con altos ingresos optan por deshacerse de los pesos invirtiendo en autos, edificios, futuros viajes al exterior y dólares, tal y como ocurrió a principios de los años 90. A su vez, éstos consideran que la distancia entre el dólar oficial y el blue será difícil de reducirse ya que se deberá lidiar tanto con la especulación como con el hecho de que no hay una alternativa de ahorro en pesos. Mientras exista el cepo al dólar, esta brecha no se podrá eliminar.
Para hacer las cosas más difíciles aún, las medidas, además de llegar tarde y funcionar de manera aislada, no están generando la confianza suficiente como para que la gente frene el proceso de fuga de pesos al dólar y acorte la diferencia fiscal. Y, por ende, es muy probable que este año esté caracterizado por un bajo rendimiento, una alta inflación, y una fuerte tensión en el frente fiscal y externo. Por otro lado, está el bando optimista que se inclina a creer que la nueva medición de la inflación, que empezará a implementarse a partir de marzo, se convertirá en el principal agente de cambio económico. Según éstos, todavía existen medidas a corto plazo que ayudarían a resolver el crítico panorama económico argentino.
Desde su punto de vista, la inflación real de este año se vería reducida hasta ubicarse en un 15% (la del 2013 osciló entre un 22-24%). Para evitar afectar el poder adquisitivo de los argentinos, ellos apostarían por enfocar más los subsidios en la demanda en vez de la oferta. Sin embargo, una reducción de los subsidios a los servicios públicos o a los desempleados no sería una solución viable para el Gobierno argentino, pues esta medida desataría una ola de protestas violentas. Ante esta situación, el nuevo Gabinete de Cristina Fernández se quedaría ya con pocas alternativas para solventar la crisis económica.
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Este es el resumen del artículo "Ajuste de cuentas" publicado en Enero 2014 en la revista América Economía.
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