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Si queremos motivar a los empleados, debemos implementar esta regla científica del liderazgo |
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| Lograr un gran rendimiento de sus empleados requiere que usted tenga claras ciertas cosas: 1. Una contratación adecuada (el mejor término es “selección”), 2. Gran entrenamiento y un programa de reforzamiento bien pensado durante todo el año, 3. Un sentido de propósito organizativo que se haga claro en toda la organización, 4. Estándares de servicio claros que provean directrices para sus empleados para situaciones que se van a presentar con seguridad, y 5. Una tecnología apropiada que apoye, racionalice y extienda el alcance de su trabajo. Pero nada de esto lo llevará a usted a donde quiere llegar sin un ingrediente más: la autonomía del empleado.
Esta es la ley central de la motivación del empleado. Los empleados que hayan sido seleccionados, orientados y reforzados apropiadamente y que estén rodeados por colegas del mismo calibre, prosperarán cuando se les de una autonomía significativa. De lo contrario ellos se marchitarán. Existen docenas de estudios que sustentan esto, dentro y fuera de la vida de negocios. El argumento para darles a los empleados autonomía en la forma de llevar a cabo su trabajo ha sido apoyado por medio siglo de investigación sicológica y gerencial. En primer lugar, la gente necesita una razón para levantarse en las mañanas (y ‘‘me pagan’’ no es suficiente).
Asumamos que un empleador paga aproximadamente el mismo sueldo que los empleadores de la competencia, pero también prescribe exactamente cómo debe ser hecho el trabajo, dónde y cuándo debe ser realizado. Un empleado con medio cerebro (y, con mucho, este es el mínimo contenido craneal que se puede encontrar en un empleado) saltaría a otro empleador que le ofreciera más libertad, una libertad que incluye flexibilidad respecto a cuándo el trabajo se termina y respecto a cómo se hace el trabajo (tanto en una base del día a día, como en tener participación en la estructura global de las actividades laborales). Esto es un imperativo ético, si usted no involucra a la gente en el diseño de sus empleos, estará usando a los empleados como simples herramientas para su labor. Aun cuando les esté pagando, esta forma de usar a la gente es injusta.
Una compañía necesita la habilidad de responder a los impredecibles, cambiantes, intensamente individuales y estratificados deseos de los clientes. Para manejar cada uno de esos puntos de contacto se requiere una cantidad superior de flexibilidad sicológica e intelectual, que se verá obstaculizada cuando los empleados sepan que la administración pone su valor primario en la conformidad. Muchas compañías hablan de autonomía y luego tienden a compensar y dar palmadas en el hombro de forma diferente. Usted quiere que la relación con el cliente esté sobre los hombros de sus empleados, pero mientras esté definiendo cada pequeño detalle y recompensando/castigando en base a lo que al parecer es un arbitrario y por tanto inevitable criterio inducido, no logrará que adopten esa responsabilidad.
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Este es el resumen del artículo "Si queremos motivar a los empleados, debemos implementar esta regla científica del liderazgo" publicado en Marzo 2014 en la revista Forbes.
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