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Una chispa de esperanza en El Salvador | 
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| Cultivar el espíritu empresarial es un elemento esencial para el crecimiento de economías en desarrollo sumamente lentas como la de El Salvador. Con modestos costes iniciales, son las pequeñas empresas, e incluso las microempresas –de uno a 50 empleados– las que generan la mayor parte de los puestos de trabajo en el país. Sin embargo, aquí, su surgimiento ha sido "absolutamente sofocado por la actual situación de inseguridad", dice un diplomático experimentado en San Salvador, la capital.
Los números reales son difíciles de obtener, pero está claro que las demandas penales dificultan el crecimiento de la vida comercial del país.
A principios de marzo de este año, el Consejo Nacional de Pequeñas Empresas de El Salvador (Conapes) informó que un 84% de la organización de los casi 12.000 miembros que la conforman sostienen que han sido objeto de extorsión por parte de pandillas criminales. Este es el resultado de una larga serie de quejas por parte de la industria y la cámara de comercio acerca el repunte de la delincuencia. La inseguridad está "poniendo a prueba la tolerancia" de los empresarios salvadoreños, dicen los dirigentes empresariales.
Lissette Canales, decana de la facultad de negocios de la Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC), explica que la escuela fue uno de los patrocinadores del primer concurso nacional de emprendimientos en conjunto con la Embajada de EUA en un esfuerzo para que "los jóvenes mejoren su calidad de vida". Canales dijo no haber tenido problemas en atraer a cientos de participantes, pero tenía que buscar apoyo financiero para supervisar a los concursantes, así como para poder suministrar con dinero en efectivo, computadores laptops y dos años de clases de inglés a los ganadores.
Las expectativas son bajas y apoyadas en tristes realidades. Por octavo año consecutivo, El Salvador registró el crecimiento económico más anémico en toda América Central. He aquí la razón: los criminales controlan las calles, el estado de derecho se encuentra prácticamente ausente, los puestos de trabajo escasean, y una cuarta parte de la población ya ha emigrado en busca de una vida mejor.
César Cañas, un estudiante de 21 años que participó en el concurso de emprendimientos, dice que el mayor inconveniente con respecto al empresariado en su país es la mentalidad de las personas de su edad, quienes son despreocupadas o no hacen nada, y son vulnerables a ser arrastrados por las pandillas criminales. A ellos se les conoce como "ninis", un término que se les da a personas entre 15 a 25 años de edad que "ni estudian, ni trabajan". "No les importa la economía. No les interesa el país", dijo Cañas. "La mayoría de los salvadoreños buscan una oportunidad, jamás piensan en crear oportunidades", afirmó Canas. "La gente siempre me pregunta, " ¿por qué estás tratando de arrancar esta [nueva empresa]? Eso sólo te dará más preocupación con los problemas, y vivirás con el peligro de las pandillas." Necesitamos que la gente deje de vivir con miedo, para que así dejen de ser sumisas. Tenemos que hacer cosas positivas. Y creer en nosotros mismos".
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Este es el resumen del artículo "Una chispa de esperanza en El Salvador" publicado en Marzo 2014 en la revista Fortune.
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