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Es un hecho: el etanol a base de maíz no sirve | 
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| Informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) y el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD) han encendido un fiero debate sobre si los biocombustibles en definitiva son o no de algún beneficio ambiental. Revelan que los biocombustibles tienen emisiones GHG directas y de ciclo completo que un 30-90% menos que las de la gasolina o diésel, pero algunas de sus emisiones indirectas pudieran llevar a emisiones totales mayores que las debidas al uso de derivados del petróleo. E aumento del cultivo de cosechas bioenergéticas presenta riesgos para los ecosistemas y la biodiversidad, y muchos riesgos potenciales de desarrollo negativos, como conflictos directos por el uso de la tierra, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación por nitrógeno a través del uso excesivo de fertilizantes. Los beneficios climáticos resultantes del reemplazo de los combustibles derivados del petróleo por biocombustibles como el etanol son básicamente cero y sería casi 100 veces más efectivo, y mucho menos costoso, reducir las emisiones vehiculares con estándares más restrictivos.
En 2000, más del 90% de la cosecha de maíz de EUA fue para alimentar a las personas y ganado. En 2013 el 40% se usó para producir etanol, el 45% para alimentar al ganado y solo el 15% para comidas y bebidas. EUA usará más de 130 mil millones de galones de gasolina este año, y más de 50 mil millones de galones de diesel. Si toda la presente producción de maíz de EUA fuera convertida en etanol, solo desplazaría un 25% de esos 130 mil millones, pero perturbaría completamente los suministros de alimento, la alimentación del ganado y a muchas economías pobres del hemisferio occidental, porque EUA produce el 40% del maíz del mundo. El grano requerido para llenar un tanque de gasolina de 25 galones con etanol, podría alimentar a una persona durante un año. En 2014, EUA usará casi 5 mil millones de fanegas de maíz para producir más de 13 mil millones de galones de combustible etanólico, que dejarán de alimentar a casi 500 millones de personas.
En 2007, el precio global del maíz se duplicó como resultado de una explosión de la producción de etanol en EUA. Las reservas mundiales del grano menguaron a menos de dos meses, el nivel más bajo en los últimos 30 años. Algunos efectos adicionales no esperados incluyeron el aumento dramático en las rentas de tierras, el aumento del gas natural y los químicos usados como fertilizantes, el aumento en el bombeo de acuíferos, la tala indiscriminada de bosques para sembrar cosechas para producir combustibles, y el renacer de prácticas destructivas tales como cultivos hasta la orilla, que había tomado 40 años eliminar. La mayoría de las cosechas de combustible, tales como la caña de azúcar, presentan problemas similares al maíz.
En EUA se impulsó el etanol de maíz porque era el único cultivo que tenía una infraestructura ya existente que fuera fácilmente modificable para este propósito, pero para producir biocombustible hay otras dos estrategias principales. Una es la producción de etanol por la degradación de celulósicos (que son abundantes y mucho de su suministro es considerado desperdicio) a través de varios procesos que están paralizados en por lo menos el doble del precio por galón producido al compararlo con el maíz. Otra estrategia menos discutida es el biodiesel, que se hace combinando casi cualquier aceite o grasa con un alcohol como el etanol o el metanol, y cuyo candidato más prometedor es el aceite de algas. Un acre de alga puede producir casi 5,000 galones de biodiesel. No compite con los cultivos alimenticios por las tierras o el agua potable y puede producir alrededor de 60 mil millones de galones por año que pudiera reemplazar todo el diesel de petróleo en EUA. Pero todas las instalaciones de producción de algas actualmente venden sus cosechas a las industrias de la alimentación y cosmética con ganancias muy superiores de las que obtendrían de la industria del combustible.
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Este es el resumen del artículo "Es un hecho: el etanol a base de maíz no sirve" publicado en Abril 2014 en la revista Forbes.
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