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Desplumando el ganso |
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| En una época en que el mundo rico se encuentra luchando por generar crecimiento económico, usted podría imaginarse que sus políticos estarían compitiendo entre sí para atraer buenas empresas y estimularlas para que creen empleos, productos innovadores e ingresos. Sin embargo, así como lo indica un reporte especial, los políticos en Occidente se comportan demasiado a menudo como si los negocios fueran el enemigo.
A raíz de la crisis crediticia, el sector financiero era un objetivo comprensible. Pero los políticos han buscado recientemente a sus chivos expiatorios de una manera más amplia, desde empresas del sector energético hasta los gigantes de tecnología, y se han ampliado las acusaciones desde que evaden impuestos hasta ser los creadores de la desigualdad. Y esta retórica está siendo seguida por acciones –sobre todo cuando se trata de impuestos y burocracia.
A esta última se le sigue dando vueltas en formas cada vez más complejas. Una encuesta del Foro Económico Mundial de 148 países descubrió que hay muchos países europeos cerca del fondo (España en el puesto 125, Francia en el 130, Italia en el 146) y a EUA cayendo en los gráficos. Los costes de algunas de las grandes leyes, especialmente Obamacare, están bien documentados; pero los que tienen que ver con reglas menos conocidas hacen más daño. Por ejemplo, la Unión Europea está estudiando la posibilidad de exigirles a casi todas las empresas que designen a un oficial de protección de datos a fin de salvaguardar los detalles de los clientes. Los costes serían monumentales.
A pesar de las quejas sobre la evasión de impuestos, los impuestos sobre las ganancias de las empresas en los países de la OCDE apenas han cambiado en los últimos 30 años. Y este impuesto sobre las ganancias constituye menos de la mitad de los ingresos totales de los gobiernos del sector empresarial; los impuestos sobre la nómina, los impuestos sobre la propiedad, los impuestos sobre las ventas y gravámenes ambientales también contribuyen.
Los altos impuestos a las empresas no son una forma indolora de recaudar dinero. Las empresas pasan sus cuotas tributarias en forma de precios más altos, salarios más bajos, o menores dividendos para los accionistas, tal como los fondos de pensiones. Ni las altas tasas de impuestos marginales necesariamente se traducen en una alta recaudación fiscal; en el año 2012, Irlanda, con su tasa del 12,5%, recibió una mayor proporción del PIB en impuestos a las ganancias que la misma Francia, cuya tasa es del 33%. Cuanto mayor sea la tasa, mayor será la probabilidad de que una empresa encuentre la manera de no pagar, o de que presione por una excepción.
Las altas tasas de impuestos y complejas normativas crean una carrera armamentista en la cual las empresas ejercen presión sobre los políticos para obtener los mejores acuerdos y las empresas que han tenido más éxito pueden no ser las que tienen los mejores productos, sino las que tienen las mejores conexiones a nivel político. Las exenciones en los códigos de impuestos en EUA ascienden al millón de millones. El efecto se suma al cinismo de los votantes –que a su vez alimenta la demanda de mayores impuestos y daño a las empresas.
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Este es el resumen del artículo "Desplumando el ganso" publicado en Febrero 2014 en la revista The Economist.
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