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Peronista de la carne |
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| La puntualidad no se cuenta entre las bondades de Alberto Samid. Y eso que se mueve en un automóvil de alta gama de color negro. Cuando llega al mercado de Cañuelas, en las afueras de Buenos Aires, hay gente que sale a su encuentro para saludarlo afectuosamente. Él responde como si fuera candidato a algo. Es viernes y viene hasta acá para pagar a algunos proveedores. Pide que le preparen un mate y toma asiento dando la espalda a la mercadería almacenada. “La vida es muy rápida”, dice. “Ayer tenía 30 años y hoy 66”.
Samid se hizo famoso por ganar dos veces la lotería nacional y por recibir un diploma de la Asociación Argentina de Ajedrez tras ser el único argentino que salió invicto tras partidas simultáneas nada menos que contra los ex campeones del mundo Gary Kasparov y Anatoly Karpov. En su currículum figura también haber sido candidato al cargo de intendente de la comuna de La Matanza y haber abierto la primera sucursal de su carnicería en la capital federal, en pleno conflicto entre los agricultores argentinos y el primer gobierno de Cristina Fernández.
Justo después de la devaluación decretada por el gobierno, a finales de enero de este año, fue nombrado vicepresidente del Mercado Central, que opera como una administración tripartita entre el gobierno nacional, la provincia de Buenos Aires y el gobierno de la ciudad. Samid fue elegido en ese puesto por el gobernador Daniel Scioli para, como él mismo dice, llevar el Mercado Central a la mayor cantidad de lugares, con el fin de potenciarlo “como una herramienta para combatir la inflación y el alza especulativa de los precios”. Samid es además una figura pública: va a los programas de televisión y se pelea con los detractores del gobierno; de ser necesario abandona el set. Es un peronista del alma. Pocos como él encarnan mejor el eslogan “nacional y popular”.
Como se sabe, el peronismo es un fenómeno enigmático fuera de Argentina: puede ser de la Triple A, de derecha, de centro, de izquierda, montonero, neoliberal, antineoliberal. Imaginar qué clase de peronista es Alberto Samid no es fácil. “Yo soy militante peronista”, advierte ante la pregunta de por qué apoya al gobierno de Cristina Fernández, y enseguida agrega: “Siempre hay disidentes en todos los partidos grandes”.
De más está decir que Alberto Samid es un empresario atípico en Argentina. De ahí que no se alinee con la resolución que sacó hace unos meses el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) que señalaba que el Estado no debía intervenir en la economía. Para Samid es justo lo contrario: “Lo que tiene que hacer el Estado es meterse en la economía, si no para qué está”.
Ya ha anochecido y el ajedrecista “imbatible” anuncia que tiene que continuar con sus actividades. En medio de la vorágine, incluso firma un cheque, y luego, como pensando en otra cosa, mira desprevenidamente hacia su supermercado, que permanecerá abierto una hora más. Mañana ya estará de vuelta regalando “choris” y hamburguesas a los niños, se tomará fotos sin dejar de sonreír, y mientras haga eso, sentirá que la vida es muy rápida, que ayer tenía 30, hoy 66 y mañana quién sabe.
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Este es el resumen del artículo "Peronista de la carne" publicado en Junio 2014 en la revista América Economía.
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