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Un presidente rechazado | 
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| En el pasado referéndum nacional, y luego en las elecciones locales, los votantes colombianos dieron literalmente una bofetada al presidente Alvaro Uribe y a su ministro del Interior, Fernando Londoño. Uribe es bastante popular entre sus compatriotas debido a sus esfuerzos por restaurar el orden en un país signado por la violencia, la guerrilla y el narcotráfico. Pero sus intentos por cambiar su popularidad en apoyo al complicado referéndum de quince puntos, no ha sido fructífero. Los aspectos de la consulta fueron aprobados por el 90% de quienes votaron, pero la abstención fue tan alta que no se logró la cuota requerida de votantes para considerar legal el proceso.
Las principales reformas constitucionales, que incluían un Congreso más reducido, el congelamiento de los salarios del sector público por dos años y un sistema de pensiones más igualitario pero menos oneroso, fallaron. Para empeorar el panorama, en las elecciones locales del día siguiente, la oposición logró un buen desempeño (Lucho Garzón, ex comunista y líder sindical, fue electo como alcalde de Bogotá). Los independientes respaldados por el Polo Democrático también ganaron en Cali y Medellín. Estas victorias afectaron algunas jugadas de Uribe, como la intención de reforma constitucional que le permitiría optar por una reelección en el 2006 (no logró los votos en el Senado el 28 de octubre). Así también después de haber anunciado la permanencia de sus ministros en sus puestos por cuatro años, ahora el mandatario se enfrenta con la presión de hacer cambios en el gabinete (el más vulnerable sería Londoño). Y en tercer lugar, el presidente confronta ahora algunas decisiones en el campo económico.
Para el 29 de octubre, Uribe anunció que solicitaría al Congreso la aprobación de algunos incrementos tributarios y recortes de gastos, enfocados a disminuir el déficit fiscal. También el gobierno estudiaría la posibilidad de usar las reservas de divisas para pagar por adelantado la deuda. Pero ahora estas propuestas dependen del Congreso donde está la oposición. Uribe que ha prestado poca atención al asunto político hasta ahora deberá comenzar a hacerlo (el líder liberal, el senador Piedad Cordóba no está de acuerdo con él en varios aspectos y estimuló la abstención para el referéndum).
Si Uribe fue el gran perdedor el pasado 25 de octubre, el gran ganador fue Garzón y el Polo Democrático que representa a la izquierda moderada en un país donde esta tendencia nunca ha sido fuerte. Garzón trabajó como caddie de golf en su adolescencia y siente cierta afinidad con el mandatario brasileño Lula da Silva. Su ambición es llegar a la presidencia para el 2006 para lo que primero tendrá que ponerse a prueba su competencia como alcalde de Bogotá.
En un sentido amplio, la votación fue una especie de advertencia para la democracia Colombiana. Apartando la complejidad absurda del referéndum, las diferencias de votos obtenidas para cada planteamiento sugieren cierto entendimiento de la población de los asuntos que se intentaban dilucidar. Los colombianos demostraron que aunque están felices con su presidente, todavía no están preparados para otorgarle un cheque en blanco.
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Este es el resumen del artículo "Un presidente rechazado" publicado en Noviembre 1, 2003 en la revista The Economist.
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