|
Una maldición terca |
|
| ¿Por qué la desigualdad económica priva en Latinoamérica? ¿Ha empeorado la situación las políticas neo-liberales implantadas en los últimos años en varios países de la región? ¿Qué podría hacerse para reducir tal desigualdad?
Un reciente estudio del Banco Mundial intenta responder a estas preguntas. Entre los hallazgos más relevantes está que la desigualdad tiene raíces profundas y ha variado poco en las últimas décadas, a pesar de los grandes cambios en las políticas económicas. La desigualdad en el ingreso por hogar bajó algo en los 70, luego se incrementó en los 80 y mostró patrones no muy claros en los 90.
Muchos expertos han resaltado por años este fenómeno como un obstáculo importante para el desarrollo; sin embargo para el Banco Mundial el tema había sido un territorio inexplorado. La organización solía argumentar que la prosperidad era sólo cuestión de lograr las adecuadas directrices económicas. Ahora el BM ha reconocido que también importan las instituciones. ¿Cómo encaja la desigualdad en este nuevo punto de vista? Ella afecta al desarrollo de tres formas: 1) la desigualdad en el ingreso va la par del acceso a la educación, la salud y el poder político, 2) la desigualdad en Latinoamérica tiene que ver con la pobreza: dos de cinco ciudadanos son pobres aún cuando vivan en países de ingreso medio y 3) existe cierta evidencia de que una alta desigualdad mina el crecimiento, ya que concentra el ahorro y la inversión en pocas manos.
Una de las razones que explican la desigualdad es la historia. La colonización europea estableció patrones de explotación y esclavitud que aún persisten (en Guatemala por ejemplo, uno de cada cinco blancos posee automóvil, comparado con uno de cada veinte de sangre indígena). Ni el desarrollo ni la democracia han ayudado mucho a reducir la desigualdad. Paradójicamente, el acceso a la tierra y a la educación era bastante desigual a finales del siglo XIX, cuando los retornos económicos de estos recursos eran bastante altos.
Se podría esperar que la democracia hiciera la diferencia, lo cual ocurre en algunos casos, pero muy lentamente (en algunos países, los impuestos y el gasto público permanecen significativamente por debajo de lo que se necesita para apoyar el rápido el desarrollo social y económico). En los 90, el gasto social se incrementó algo en la región pero mucho correspondió a los sistemas de pensiones, universidades y esquemas de salud relacionados a los sistemas de seguridad social.
Hoy en día, la desigualdad en Latinoamérica se debe principalmente a la interrelación de los efectos de cuatro factores según el BM: 1) el acceso a la educación es desigual, 2) las ganancias de la gente formada son desproporcionadamente altos, 3) los pobres tienen más hijos con quienes compartir su ingreso y 4) el enfoque del gasto público es ineficaz. Cambiar este panorama requiere mejoras en la cantidad y calidad de la educación, y unos esquemas de asistencia social expandida dirigidos directamente a los pobres. Tales políticas podrían requerir reformas políticas para que se oigan por igual las voces de los pobres y los ricos. Lo que falla el BM en decir es cómo podría hacerse esto último a la par que se evite caer en la eterna trampa latinoamericana del populismo.
|
Este es el resumen del artículo "Una maldición terca" publicado en Noviembre 8, 2003 en la revista The Economist.
Vea otros artículos publicados en The Economist u otros artículos sobre Negocios en Latinoamérica.
deRevistas.com traduce y resume los mejores artículos publicados por las revistas más prestigiosas de Negocios y Gerencia. Cada quincena, le enviamos a nuestros suscriptores un nuevo ejemplar con unos 30 resúmenes.
|