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Cómo pueden las empresas combatir las enfermedades globales |
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| Durante el 2002, más de seis millones de personas murieron de Sida, tuberculosis y malaria. Estas tres enfermedades y algunas otras, han afectado el crecimiento económico y el progreso de los países en desarrollo. Aunque muchos de estos males se pueden prevenir, las economías locales no cuentan con la infraestructura y recursos necesarios para ello. Cuando se tienen los medicamentos o están disponibles para la población, ésta sencillamente no puede adquirirlos.
Es por esto que cada vez se hace más claro que no podrá encontrarse una solución al problema a menos que se cree una alianza entre las empresas, las organizaciones sin fines de lucro y el sector público. De los recursos que puede aportar el sector público destacan la propiedad intelectual, las estrategias de mercadeo, las relaciones públicas con los canales y la experiencia en el desarrollo de proyectos del área farmacéutica.
Pero algunos altos ejecutivos todavía mantienen una posición pasiva frente a la situación, lo cual tal vez se deba a que no entienden la magnitud del impacto que sus empresas pueden tener sobre la salud pública y cómo afecta a las organizaciones la epidemia global de enfermedades. Las implicaciones cada vez se hacen más claras: las empresas que quieran beneficiarse de la globalización deben tener también interés en ayudar a gerenciar la crisis mundial de salud. En la misma medida, las instituciones del sector público y las ONGs que ignoran a las empresas o menosprecian cualquier contribución que no sea dinero en efectivo, también incurren en la misma miopía.
Existen varios ejemplos interesantes de sociedades de empresas privadas con instituciones públicas. Tal es el caso de la Alianza Global para Vacunas e Inmunización (GAVI por sus siglas en inglés), mediante ella, se ha empleado la experiencia del sector privado para desarrollar un nuevo acercamiento para la introducción de productos al mercado. Gracias a ello, los organismos públicos pueden generar mejores pronósticos para la captación de vacunas, brindando un mejor estimado de producción para los fabricantes entre otros beneficios. También se tiene la iniciativa de algunas empresas cosméticas que ayudaron a organizaciones como CARE, así como a instituciones gubernamentales de salud en Centroamérica a desarrollar, mercadear y distribuir jabones como parte de una campaña de higiene pública. Como resultado, sólo en Guatemala se registraron 300.000 casos menos de diarrea entre la población infantil para finales de año.
Otras colaboraciones también se consideran. En el sector tecnológico, China Telecom, Cisco Systems, Motorola y Siemens donaron más de US$ 2,6 millones en equipos para desarrollar una red nacional de información para coordinar la respuesta de China a la epidemia de SARS. Las empresas además pueden tomar acciones directas para atacar el problema de la infraestructura de salud brindándole a sus empleados beneficios al respecto y tal vez también a la comunidad. La empresa Tata Iron & Steel de India, ha extendido su programa de conocimiento sobre el SIDA a sus 40 mil empleados. Y en nueve países africanos Heineken Breweries se ha asociado con PharmAccess para invertir cerca de US$ 2 millones anuales para ofrecer tratamientos antiretrovirales a los empleados y sus familiares dependientes. Cualquier empresa global puede hacer algo para ayudar en la crisis global de salud. Sin el compromiso sincero de las empresas, el esfuerzo para mejorar la salud global sólo se hará más difícil.
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Este es el resumen del artículo "Cómo pueden las empresas combatir las enfermedades globales" publicado en 4to trim 2003 en la revista McKinsey Quarterly.
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