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TI flexible, mejor estrategia



Revista: McKinsey Quarterly
Tema: Tecnología de información
Fecha: 4to trim 2003
Autor(es): John Seely Brown and John Hagel III
Los críticos de la Tecnología de Información dicen que ésta no tiene importancia estratégica. Para la mayoría de los ejecutivos, es un tópico misterioso, y tiemblan al oir mencionar el término “arquitectura de TI”.

La arquitectura de TI, la forma como se organizan los recursos tecnológicos, son determinantes para la agilidad con la que las empresas pueden llevar a cabo una buena estrategia. Sin embargo, las actuales son rígidas y dominadas por grandes aplicaciones empresariales (ERP), tan difíciles y costosas de modificar, que muchas empresas prefieren abandonar ciertas iniciativas estratégicas antes de hacer cualquier cambio en las aplicaciones que ya están funcionando.

La buena noticia es que están surgiendo nuevos métodos de organizar los recursos tecnológicos, una nueva generación de arquitecturas “orientadas al servicio”, que prometen reducir (si no eliminar) los obstáculos actuales hacia nuevas iniciativas operativas, permitiendo introducir nuevas prácticas y procesos, en forma más rápida y a menor precio.

Estas arquitecturas, que todavía están en su infancia, ya están en fases experimentales en empresas como Eastman Chemical y General Motors. La idea no es eliminar los recursos actuales, sino ayudar a la empresa a obtener más valor de estos; es decir, apalancar la TI para lograr una ventaja estratégica.

La arquitectura “orienta al servicio” se basa en la forma de conexión entre los recursos tecnológicos. En lugar de conexiones a la medida, utiliza unas “ligeramente acopladas”, que permiten que los recursos, aún cuando tengan distintos sistemas operativos o vocabularios, puedan trabajar juntos fácilmente. Toda la información requerida, es descrita y contenida en la interfaz, mediante estándares y protocolos ampliamente reconocidos; el rápido crecimiento del XML y sus derivados provee el marco para dichas interfaces.

Como las computadoras pueden “leer” y “comprender” estos protocolos, las conecciones pueden crearse y eliminarse según sea necesario. Estas están enfocadas en el resultado o output del servicio, y no en los detalles de cómo se genera. Es un enfoque modular, que permite organizar los recursos según los requerimientos del momento, contrapuesto al enfoque tradicional en el cual era necesario programar a la medida cualquier interacción entre dos recursos.

De esta forma, las empresas pueden movilizar servicios que ya tienen disponibles, y utilizarlos en nuevos contextos de negocios. Así, les resulta más fácil probar nuevos productos, re-diseñar procesos, e implantar nuevos modelos de negocio, sin preocuparse por disrupciones potenciales en las actividades normales de la empresa. Este mismo modelo puede extenderse más allá de los límites de la organización, para automatizar las conexiones con socios de negocio.




Este es el resumen del artículo "TI flexible, mejor estrategia" publicado en 4to trim 2003 en la revista McKinsey Quarterly.

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