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Regresa la vaca muerta | 
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| Conduciendo hacia el noroeste por una carretera rodeada de álamos desde la ciudad de Neuquén, huertos y viñedos abren paso a una tierra totalmente seca de maleza resistente, robustos caballos salvajes y un puñado de aldeas amerindias. Debajo yace una insospechada riqueza desde hace mucho tiempo: Vaca Muerta, una formación de esquisto del tamaño de Bélgica que tiene el potencial para transformar al país.
Argentina hace alarde de la segunda mayor reserva de gas de esquisto del mundo, con la mayoría de ésta proveniente de Vaca Muerta. Una encuesta realizada por la Administración de Información Energética de EUA (EIA por sus siglas en inglés) sugiere que el campo posee 16,2 mil millones de barriles de petróleo de esquisto y 308 millones de millones de pies cúbicos (TCF) de gas de esquisto. Eso representa más petróleo de esquisto que en México y más gas de esquisto que en Brasil. Eso es suficiente para satisfacer la demanda energética actual por más de 150 años y podría convertir al país en exportador una vez más.
Neuquén se está preparando para un auge. Han surgido nuevos centros comerciales, así como hoteles que cuentan con personal de habla inglesa y estilo de comida estadounidense. Horacio Quiroga, el alcalde de la ciudad, compara a sus residentes con comensales ansiosos que se han amarrado sus baberos. La Presidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se encuentra igualmente optimista. "Ya no la llamaré Vaca Muerta", dijo el año pasado. "La llamaré de ahora en adelante Vaca Viva".
Pero hay varias trampas. La EIA puede estar equivocada: ésta ha rebajado sus estimaciones para Chaco-Paraná, otra cuenca argentina, de 164 TCF a 3 TCF. Pero las pruebas iniciales efectuadas en Vaca Muerta han sido alentadoras. Durante el mes de mayo, Exxon Mobil anunció que 770 barriles diarios habían comenzado a fluir desde un pozo exploratorio situado allá. Chevron y YPF, la petrolera estatal argentina, han formado una empresa conjunta de US$ 1,4 mil millones para desarrollar una concesión que actualmente produce 24.000 barriles diarios de petróleo equivalente.
Un mayor obstáculo es la política energética del gobierno. Los controles de precios e impuestos a las exportaciones han impedido las inversiones; la producción de petróleo y gas ha disminuido mientras que la demanda ha crecido. A menos que la política cambie, serán difíciles de encontrar los US$ 140 mil millones a US$ 200 mil millones que se dicen necesarios para el desarrollo a gran escala de Vaca Muerta. Shell, Total y muchas otras han comprado participaciones en el campo, pero hasta ahora son solo para explorar. Daniel Gerold, un director de G&G Energy Consultants, estima que solamente se han invertido unos US$ 3,7 mil millones durante los últimos tres años.
El gobierno ha propuesto una nueva ley de hidrocarburos que ha desencadenado una discusión entre éste, YPF y las provincias productoras de petróleo. Pero la cuestión principal es si la Sra. Fernández estará dispuesta a darles a las petroleras lo suficiente de lo que éstas desean para poner en marcha el desarrollo de Vaca Muerta, o si esa tarea recaerá sobre su sucesor. Incluso si ella tomara la iniciativa, la producción a gran escala en Vaca Muerta se encuentra a unos cinco años de distancia, según palabras de un ex secretario de energía de ese país.
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Este es el resumen del artículo "Regresa la vaca muerta" publicado en en la revista The Economist.
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