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Revolución bancaria |
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| Muchos sistemas financieros de países latinoamericanos sufren de excesiva dependencia de los bancos comerciales clásicos. Son los países que han desarrollado mercados de bonos, fondos mutuos y otras instituciones propias de un sistema financiero moderno, quienes están atrayendo inversiones. Las naciones que van saltando de un colapso a otro todavía dan un rol preponderante a los clásicos bancos com erciales, y los colapsos son particularmente graves y frecuentes cuando los bancos son controlados por grupos familiares adinerados.
Por siglos, las economías latinoamericanas se han apoyado en bancos comerciales para captar ahorros y financiar proyectos de inversión de capital, incluso a pesar de que la mayor parte de la gente sabe que las decisiones de colocación de un banco comercial son sub-óptimas y en algunos casos fraudulentas. Con frecuencia los bancos comerciales dirigen fondos a malos proyectos o los dejan salir por la puerta falsa. Cuando un banco comercial bajo control familiar cae, suele provocar una ola de pánico que arrastra a muchas otras instituciones, hayan sido imprudentes o no. Después sigue una recesión y el daño va mucho más allá del sector financiero; pero en sistemas financieros donde los bancos comerciales clásicos tienen un rol mucho menos importante que otras instituciones financieras, como fondos mutuales, compañías de seguros y fondos de pensiones, los colapsos sistémicos son menos frecuentes.
Las instituciones modernas son más estables, porque su diseño asume que los ejecutivos son susceptibles de caer en tentaciones, son vulnerables a otros tipos de problemas, pero son menos vulnerables a la manipulación y al saqueo. Mientras que las instituciones de la vieja guardia dependen de ejecutivos que sólo dan su palabra de que se comportarán como caballeros. Un sistema financiero moderno da incentivos a los ejecutivos para actuar en interés del público, y tiene mecanismos de "check and balances" y de protección de forma que si algunos ejecutivos clave violan la fe pública, malversan fondos, sobornan políticos y engañan a los auditores, el sistema seguirá funcionando. En un sistema moderno, los bancos comerciales siguen cumpliendo una función, otorgan créditos, pero los guardan en sus libros sólo por unos cuantos días, después los venden. Obtienen ingresos por cobrar los pagos, pero es el mercado el que se hace cargo de monitorear la calidad del préstamo.
Los grandes golpes crean oportunidades de oro. El escándalo de Baninter, banco clásico familiar, demolió el sistema financiero de República Dominicana. El país puede ahora construir un nuevo sistema financiero, cuya pieza central tiene que involucrar mecanismos de evaluación diaria de créditos, bonos y acciones y además debe apoyarse en procesos de mercado, en el que compradores expertos juzgan la calidad de cada instrumento de deuda y les ponen precio de acuerdo a las probabilidades de que sean pagados totalmente y a tiempo. En el nuevo sistema, quienes soliciten un crédito lo obtendrán de acuerdo a su capacidad de pagarlo y no de acuerdo a sus relaciones.
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Este es el resumen del artículo "Revolución bancaria" publicado en Noviembre 2003 en la revista América Economía.
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