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Universidades con fines de lucro |
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| Las universidades con fines de lucro están creciendo rápidamente y también haciendo dinero. La pregunta es si los estudiantes obtienen lo justo por lo que pagan.
La Universidad de Phoenix, por ejemplo, tiene unos 96.000 estudiantes repartidos en 134 ubicaciones en todo el territorio estadounidense. Casi la totalidad de sus profesores son profesionales activos que enseñan sólo jornada parcial y los alumnos son personas entre los 20 y 30 años que quieren finalizar estudios o lograr algunos de cuarto nivel.
Para el año que terminó el 31 de agosto, las ganancias del Apollo Group, empresa a la que pertenece la universidad, aumentaron un 53%, a US$ 247 millones, desempeño que le ha dado a esta organización un valor de mercado de US$ 11,4 mil millones. Phoenix es la más prominente de una controversial nueva generación de universidades con fines de lucro, que han emergido como una nueva fuerza de la educación superior. Estas organizaciones han logrado aumentar su matrícula usando como estrategia dirigirse, no al 25% superior de los graduandos de secundaria, sino a quienes se ubican en la mitad de la clase y muchas veces son rechazados por las universidades. También se enfocan en los adultos deseosos de mayores conocimientos y habilidades profesionales. Como táctica han cambiado la idea de “universitario” y tratan a los estudiantes como clientes, cuya meta es obtener un mejor trabajo o un ascenso. Los programas se diseñan con el mercado de trabajo y las necesidades del cliente en mente. La mayoría se enfoca en una herramienta particular o área de conocimiento. Las empresas además ayudan ya que el 60% de los estudiantes de Phoenix logra el beneficio del reembolso de la inversión.
A largo plazo estas instituciones pueden retar el dominio de las universidades tradicionales en algunas áreas. Ya un 10% de los candidatos a MBA acuden a las universidades con fines de lucro a diferencia de un 2% hace diez años. Estas organizaciones también han logrado el 41% de los US$ 3,5 billones del mercado en línea, el cual se ha triplicado desde el 2000. Un valor esencial que ofrecen es la adaptación a las necesidades del estudiante. Como han recortado costos en otras áreas pueden darse otros lujos como impartir clases a grupos pequeños, mientras que universidades como Harvard organiza salones con cientos de estudiantes para cursos introductorios. También han redefinido radicalmente el rol de los profesores, ahora la tónica es diseñar los cursos con los profesionales académicos directamente en las empresas.
Para quienes no están muy convencidos, la calidad es el argumento de mayor peso. Muchos estudiantes indican que prefieren conocer las experiencias que un profesor ha logrado desde su cargo en el área de marketing. Esta no es la primera vez que una institución ha sido pionera en cambios en la educación. A mediados del siglo XIX, el Congreso creó universidades de baja matrícula como Iowa State University y Ohio State University, para aumentar el acceso a la universidad y enseñar carreras prácticas como agricultura e ingeniería.
En los 50 y los 60, este tipo de universidades aumentó en respuesta a la demanda creciente. Ahora, las entidades con fines de lucro están abriéndose aún más a la educación superior. Si continúa su crecimiento, podrían actuar como una fuerza de presión que haría a las débiles universidades tradicionales: explotar o evolucionar. En cualquier caso, la educación superior saldría beneficiada.
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Este es el resumen del artículo "Universidades con fines de lucro" publicado en Noviembre 17, 2003 en la revista Business Week.
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