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La caída de los precios pone en serio peligro las inversiones petroleras en México y Brasil |
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| La fuerte caída que han sufrido los precios del petróleo durante los últimos meses afectará las finanzas de los países latinoamericanos más dependientes de esta materia prima. Pero, al margen de la delicada situación política-económica por la que atraviesa Venezuela, el mayor productor de la región, son los gobiernos de México y Brasil los que se encuentran ante la mayor encrucijada. Ambos tenían prevista la licitación de importantes áreas de producción de crudo para este año, pero el desplome de la cotización de la materia prima ha puesto en serio peligro sus planes.
El precio del West Texas (una de las referencias más importantes a nivel internacional) ha caído más de un 50% desde que el pasado mes de junio de 2014 se situase por encima de los US$ 100 por barril. La cotización se sitúa actualmente por debajo de los US$ 50, cerca de unos niveles mínimos que no se veían desde el año 2009. Y los pronósticos de las firmas de análisis no prevén una subida en los próximos meses. De hecho, Goldman Sachs señaló a finales de enero que espera que los precios coticen cerca de US$ 40 por barril durante buena parte del primer semestre de 2015.
Ante este panorama, resulta especialmente llamativa la situación de México, cuyo Gobierno anunció hace unos meses un plan para abrir sus reservas de petróleo a capital privado. Un paso histórico que supondrá el fin de 76 años de monopolio estatal sobre esta materia prima. El objetivo de esta iniciativa es atraer capital privado, pero especialmente aumentar la producción de crudo del país, que se ha ido reduciendo paulatinamente durante los últimos ejercicios (de 3,3 millones de barriles hace diez años a los alrededor de 2,5 millones actuales). Para ello, es vital la incorporación a las tareas de explotación de la más avanzada tecnología que aporten las empresas que ganen los concursos, algo con lo que no cuenta la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex). El fin último es revitalizar la economía y aumentar el dinero disponible para el Estado, ya que casi un tercio de sus ingresos fiscales provienen del petróleo. Pero la abrupta caída de la cotización del oro negro ha puesto en jaque todos estos ambiciosos planes y unas expectativas que sonaban muy halagüeñas hace apenas unos meses.
En Brasil la situación es distinta, pero tiene puntos en común con México. De hecho, el Gobierno de la recientemente reelegida presidenta del país, Dilma Rousseff, está considerando posponer su próxima subasta de derechos petroleros para la segunda mitad de 2015, según publicó el pasado 18 de enero el diario O Globo de Río de Janeiro. En este caso, la caída de los precios del crudo también es una de las razones principales de este posible aplazamiento del concurso, sin embargo, no es la única.
La petrolera estatal Petrobras se encuentra inmersa en una investigación judicial por corrupción. Decenas de altos ejecutivos de algunas de las mayores empresas de construcción de Brasil fueron arrestados a finales del año pasado. Supuestamente, un cartel de constructoras acordó repartirse las licitaciones de Petrobras firmando contratos con precios inflados entre 2004 y 2012. Según un balance presentado el pasado 28 de enero, realizado por auditoras independientes y la propia empresa estatal de petróleos, los contratos sobrevalorados causaron daños por valor de unos US$ 34.500 millones a las cuentas de la compañía.
La subasta que supuestamente se va a posponer, según el citado periódico brasileño, es la decimotercera de derechos petroleros del país y la primera venta de derechos de concesión de petróleo y gas natural desde 2013. Según la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles de Brasil (ANP), está programada actualmente para entre finales de abril y mediados de mayo. Se espera que salgan a concurso áreas en tierra y mar, pero no incluiría ninguno de los llamados recursos “subsal” o “presal”, nombre dado a las reservas de crudo situadas a gran profundidad, bajo el fondo del mar y debajo de una capa de sal, localizadas al sur de Río de Janeiro, en las cuencas de Campos y Santos.
Brasil está en una situación más difícil que México porque el presal es de más altos costes y riesgos. Además, el marco fiscal es menos flexible. Y por si eso fuera poco, Petrobras, que siempre es el operador designado, está afectado por una crisis de credibilidad. El país tiene que mejorar sustancialmente sus condiciones si quiere hacer nuevas subastas.
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Este es el resumen del artículo "La caída de los precios pone en serio peligro las inversiones petroleras en México y Brasil" publicado en en la revista Knowledge @ Wharton.
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