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La fuga se banca |
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| El pasado diciembre, gracias a un intercambio de información con el gobierno de Francia, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) de Argentina recibió una lista con 4.040 cuentas no declaradas de argentinos (entre empresas y personas) en paraísos fiscales, en las que habría unos US$ 3.500 millones depositados. La entidad bancaria involucrada es una sola: el HSBC (y sus representaciones en Suiza, Estados Unidos y Argentina), un banco que pertenece al grupo de los “too big to fail”, y que lleva varios años bajo la lupa de las fiscalías y organismos de vigilancia de las grandes plazas financieras. En 2012 se acusó a su sucursal mexicana de lavar miles de millones de activos de grandes narcotraficantes. En 2013 apareció involucrado en el escándalo Libor y, en 2014, en el escándalo Forex.
En Argentina, dos jueces ya se han excusado para tomar el caso y en el Congreso se creó una comisión investigadora bicameral, y la oposición pidió la renuncia de todos los directores de los organismos de control de la economía. El oficialismo respondió que la comisión indagaría la plataforma que hizo posible la evasión y a quiénes actuaron como “facilitadores”. El nombre más señalado fue el de Alfonso Prat-Gay, expresidente del Banco Central y actual diputado nacional. El economista y periodista Alfredo Zaiat lleva años investigando la fuga de miles de millones de dólares desde Argentina al exterior. Solo en el primer mandato de Cristina Fernández (2007-2011) se fugaron, según su investigación, más de US$ 80.000 millones, casi el triple de las reservas actuales del Banco Central. Hoy los argentinos mantienen (oficialmente) US$ 220.000 millones en el exterior, aunque otras estimaciones casi duplican la cifra.
Zaiat se muestra satisfecho de que, por primera vez, se pongan “nombres y apellidos sobre una situación que se conoce y que genera perturbaciones para la estabilidad económica”. A su juicio, para entender el problema hay que considerar, por un lado, que el gobierno de Cristina Fernández y sus organismos de control “están consustanciados en combatir la evasión y el lavado de dinero”, y por el otro, que hay instituciones financieras, como el HSBC, que “se prestan como plataforma para la fuga de capitales y la evasión”. Es consciente de que es imposible la evasión cero, pero cree que debe exigirse un mayor cumplimiento con el fisco. Hernán Arbizu, exvicepresidente de JP Morgan y quien reconoció haber ayudado a los principales grupos económicos argentinos a lavar dinero entre el 2006 y el 2008, afirma que es bastante difícil que la superintendencia de bancos no supiera de las irregularidades del HSBC, y que se trata del área de negocios de la banca privada a la que se le dedican más recursos que a cualquier otra.
Las fuentes consultadas coinciden en que el caso pone de manifiesto no solo las falencias de los organismos de control, sino los vínculos entre estos y la banca. La filial argentina del HBSC se limitó a emitir un comunicado rechazando enfáticamente su participación en cualquier asociación ilícita, incluyendo cualquier organización que permitiera la salida de capitales para evadir impuestos. Consultada sobre si la institucionalidad financiera de Argentina quedaba expuesta con este caso, VUn vocero la calificadora de riesgo Moody’s, respondió con un circunspecto “No tenemos comentarios al respecto”. El silencio a veces dice bastante.
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Este es el resumen del artículo "La fuga se banca" publicado en en la revista América Economía.
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