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El hombre que sería presidente |
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| Todos los días Andrés Manuel López Obrador cumple una agenda que comienza a las seis de la mañana y termina a las diez de la noche en su cargo como Jefe de Gobierno del Distrito Federal de ciudad de México. Su desempeño y su astucia han convertido a este pragmático líder de ala izquierda en una naciente estrella de la política mexicana. Aunque las próximas elecciones presidenciales son en el 2006, ya se perfila como un fuerte contendiente. Sus maniáticos hábitos de trabajo lo han hecho comparar con Álvaro Uribe, presidente de Colombia y también con Lula, mandatario de Brasil.
Como Vicente Fox, actual presidente mexicano, López Obrador ha estado en el cargo por tres años, pero tiene mucho más que mostrar. Ha dado prioridad a programas sociales de relevancia nacional y ha emprendido planes para reestructurar la ciudad y mejorar su congestionado tráfico. Los críticos de su gestión dicen que tales medidas han sido diseñadas más por lograr la aprobación de la mayoría que por atacar los problemas subyacentes. Su discurso tiene tintes de izquierda en contra del neoliberalismo y los Estados Unidos, pero lo que lo diferencia es que es un pragmático, capaz de ir más allá de la ideología para edificar un distrito electoral, a criterio de algunos expertos. Como muestra, para sus logros, ha establecido varias alianzas, entre ellas una con Carlos Slim, el hombre de negocios más acaudalado de Latinoamérica. Y para combatir la delincuencia se puso en contacto con Rudolph Giuliani, ex alcalde republicano de la ciudad de Nueva York.
Otro de los reconocimientos que ha logrado este alcalde mexicano es su reputación como persona honesta. El paga bajos salarios a su staff para quienes se supone sea suficiente el honor de servir a la ciudadanía. El único riesgo para sus ambiciones presidenciales es que se ha vuelto el favorito muy temprano, lo que supone que y durante los 32 meses que faltan estará bajo un fuerte escrutinio público. Según las estadísticas, actualmente goza de un 80% de aprobación en la capital pero en casos específicos como el crimen, la cifra baja a 40%. Además los programas sociales han hecho descuidar otras causas como la atención a los servicios públicos. López Obrador aprendió de política en el PRI, en el estado de Tabasco, bastión de la maquinaria política corrupta en contra de la cual se rebeló. En consecuencia, durante sus primeros tres años como alcalde ha perdido mayoría en la alcaldía y ha ignorado o vetado las propuestas que vienen de ella.
También López Obrador muestra poco respeto hacia las cortes. Actualmente trata de indemnizar a propietarios de tierras que fueron expropiadas por la ciudad en 1989 bajo lo que califica fue un acuerdo corrupto por parte de las autoridades. Esta actitud de que las leyes no deben atropellar el sentimiento popular sugiere que podría más adelante poner en entredicho las normas constitucionales si llega al poder. Por ahora sin embargo, la gente en la capital parece feliz de contar con un alcalde que se ha propuesto hacer algo. Y al parecer el resto de México quiere algo también de acción.
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Este es el resumen del artículo "El hombre que sería presidente" publicado en Noviembre 15, 2003 en la revista The Economist.
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