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El bozal de Maduro



La tasa mensual de inflación en Venezuela entró en el territorio de los dos dígitos en enero de este año. O tal vez no. La afirmación apareció recientemente en un tweet de Henrique Capriles, un dirigente de la oposición de ese país. Pero es difícil estar seguro, ya que el Banco Central no ha informado nada acerca de la tasa de inflación desde el mes de diciembre.

El régimen "bolivariano" de izquierda de Venezuela, que ha estado en el poder desde 1999, le ha hecho la vida difícil a los medios de comunicación independientes desde hace tiempo. En el año 2007, el gobierno entonces encabezado por el fallecido Hugo Chávez anunciaba su intención de consolidar su "hegemonía comunicacional". Éste le ha negado licencias a las estaciones de radio y televisión independientes, restringido el suministro de papel prensa, impuesto multas a los medios de comunicación de la oposición y promovido la adquisición de periódicos y emisoras por parte de grupos con enlaces gubernamentales. Estas tácticas le han funcionado bien. Los medios independientes les llegan a pocas personas fuera de las principales ciudades del país.

Bajo Nicolás Maduro, sucesor de Chávez desde el año 2013, el gobierno se encuentra complementando su incesante propaganda mediante la autocensura. El aparente objetivo es el de ocultarles a los venezolanos las malas noticias que pudieran debilitar aún más su frágil fe en el régimen. El Ministerio de Salud, por ejemplo, no ha publicado un boletín epidemiológico semanal desde principios de noviembre del año pasado, a pesar de los brotes simultáneos de tres enfermedades transmitidas por mosquitos. El pasado mes de Mayo Venezuela vio sus primeros casos de chikungunya, una enfermedad originaria de África que causa fiebre alta y dolores articulares intensos. Las autoridades tardaron cinco meses en declarar al chikungunya como una enfermedad de declaración obligatoria. De hecho, el más reciente boletín aún no lo incluye.

La autocensura no se limita a las autoridades de salud. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) no ha publicado los datos acerca de la situación de la pobreza en 2014. Nadie ha proporcionado las cifras de producción de la petrolera estatal PDVSA durante los últimos tres meses. Cuando los funcionarios gubernamentales explican su silencio, lo cual no hacen a menudo, hablan de la necesidad de evitar la "manipulación política" de las estadísticas.

A principios de abril, el sitio web de noticias lapatilla.com citó a "especialistas técnicos" del Banco Central, el Ministerio de Finanzas y el INE acusando a estos organismos de participar en actividades de "acción concertada…para destruir el sistema estadístico nacional" y así disimular la gravedad de la crisis económica y social. Tamara Herrera, una economista que firmó conjuntamente una carta abierta instando a los tres organismos a que publicaran los datos de forma precisa y a tiempo, dice que éstos intentan ocultar toda la información negativa y "utilizar cualquier logro como propaganda". Como todo gobernante autoritario, el Sr. Maduro sabe que la información es poder. Él espera que el silencio le ayude a mantenerlo.




Este es el resumen del artículo "El bozal de Maduro" publicado en en la revista The Economist.

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