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La falacia del equilibrio entre trabajo y vida personal



Revista: Forbes
Tema: Desarrollo personal
Fecha:
El concepto de “equilibrio entre trabajo y vida” es peligroso. Crea una falsa separación en dos bandos, el profesional y el personal, que se pelean entre sí. Vivimos entonces agotados, por nuestra incapacidad de mantener dos partes de nosotros juntas, en forma integrada.

La mayoría de los expertos sugieren eliminar la línea que divide la vida y el trabajo, hacia “trabajo”, sugiriendo que busquemos un trabajo que amemos, y más nunca tendremos que trabajar.

¿Qué tal si en lugar de esto inclinamos la balanza hacia hacer que su vida sea su trabajo? Se trata de un nuevo paradigma, según el cual a un niño en lugar de preguntarle “qué quieres ser cuando seas grande”, se le preguntaría “qué tipo de persona quieres ser”, y luego se le enseñaría a trabajar hacia ese objetivo.

En el libro “Construidas para durar”, se habla de cómo las empresas visionarias (como Boeing o Sony) tenían objetivos grandes, peludos y audaces (BHAG por sus siglas en inglés), que funcionan como estrellas del norte, que les guiaron hacia logros que cuando se plantearon, eran impensables. Este concepto, traducido para las personas, nos llevaría desde objetivos pequeños como “sobrevivir hasta el próximo cheque de salario” o “escalar al siguiente peldaño de la escalera corporativa” hacia algo más relevante.

Eso no implica que recibir el pago no es importante. El dinero y el trabajo diario son prerrequisitos para los BHAGs. Pero el dinero debe ser el medio para lograrlo, no el objetivo como tal. Un buen trabajo, como un buen matrimonio, necesita la promesa de algo más grande que el presente o que la rutina diaria.

En lugar de pensar en trabajo como “algo atado al lugar de trabajo”, se puede dividir la vida en tres secciones: trabajo, uno mismo y lo demás. O quizás de esta forma: salud / felicidad, realización (como en “sentirse realizado”) y dinero (lo suficiente como para hacer las primeras dos posible).

Se trata de tres compromisos o matrimonios, ya que se trata de comprometerse de por vida. Para hacerlo, se hacen “juramentos” conscientes e inconscientes. Negar alguno lleva a echar a perder los demás. No son compromisos independientes, sino expresiones distintas de la forma como cada uno pertenece al mundo.

En otras palabras, los objetivos, decisiones y planes que tengamos deben trabajar juntos, no enfrentados entre sí. Más que una fórmula de equilibrio, es una de empoderamiento y habilitación. De tal forma que el trabajo es parte de la vida, no una lista separada de tareas por hacer ni una escalera distinta que subir.

Es importante tener objetivos grandes y audaces que no se vean estrangulados por la separación entre vida y trabajo. Las decisiones diarias y el panorama diario cambian dramáticamente con sólo cambiar la forma de pensar y reclasificar nuestras prioridades.

Pregúntese: ¿Cuál es su objetivo grande y audaz? ¿Qué tipo de persona quiere ser cuando crezca?




Este es el resumen del artículo "La falacia del equilibrio entre trabajo y vida personal" publicado en en la revista Forbes.

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