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Falsas esperanzas en la isla de la fantasía | 
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| De todos los sueños alimentados por la era de las punto com, pocos fueron más irracionalmente exhuberantes que el de Tuvalu, una pobre isla-nación de 11.300 ciudadanos en el Pacífico Sur. Cuando los arquitectos de Internet asignaron códigos de dos letras a los sitios según el país, a Tuvalu le tocó el .tv. Para 1998 su gobierno recibió propuestas bastante lucrativas para negociar la venta de dominios tales como abc.tv y m.tv. Bikenibeu Paeniu, para entonces primer ministro, predijo que el .tv traería a Tuvalu cerca de US$ 100 millones en diez años, una gran cantidad para una nación cuyo PIB es apenas US$ 20 millones, proveniente en su mayoría de ayuda foránea.
Pero la realidad no coincidió mucho con aquella visión. En 1999, Tuvalu firmó un acuerdo con la empresa Idealab, de Bill Gross, para establecer una empresa en Los Angeles llamada .TV Corp., que se encargaría de vender los dominios de .tv. El pacto le dio a Tuvalu US$ 12,5 millones y US$ 1 millón adicional por trimestre. Pero de acuerdo a los voceros oficiales, la alianza gastó cerca de US$ 50 millones promoviendo la marca de dominio, y en el 2002, VeriSign adquirió .TV Corp. por US$ 45 millones. Tuvalu obtuvo US$ 10 millones por sus acciones, conjuntamente con pagos reducidos trimestrales de US$ 550.000. A mediados del 2001, el registro contenía cerca de 400 mil nombres, pero esta cantidad ha caído a la mitad desde entonces. El dinero ha traído algunos beneficios como la electricidad a algunas zonas y caminos pavimentados, pero prevalece un sentimiento de desilusión. Fue una panacea - la vida no ha cambiado mucho.
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Este es el resumen del artículo "Falsas esperanzas en la isla de la fantasía" publicado en Diciembre 2003 en la revista Business 2.0.
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