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Lecciones de liderazgo de un escalador de rocas | 
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| Jim Collins ha sido un ávido escalador desde su juventud y ha aprendido a comparar y tomar lecciones de esta práctica al ámbito gerencial. A su criterio, las enseñanzas son aplicables a todos los aspectos de la vida y se trata de un deporte en el cual no siempre se tiene una segunda oportunidad para aprender de los errores.
Lección 1: cómo tener éxito sin obligatoriamente llegar a la cima. Las personas que buscan lograr una meta deben enfocarse en lo que llama "fallure," no en el fracaso. Fallure es una palabra de escaladores, derivada de la decisión que estos toman si saben que no pueden completar la ruta para llegar a la cima. Se permiten fallar pero tratan de llegar hasta lo más alto incluso si las posibilidades rondan desde el 20% al 5%. Se da lo mejor a pesar del temor, el dolor y la incertidumbre.
Lección 2: separar la probabilidad de la consecuencia. Cómo tener éxito y mantenerse vivo entendiendo los verdaderos riesgos.
Esta enseñanza aplica no sólo a escalar sino al trabajo, a la vida en general y a los negocios. En 1994, cuando Intel Corp. descubrió su falla de punto decimal flotante en su microprocesador Pentium, los ingenieros consideraron que esto causaría un error sólo cada 27 mil años para el usuario promedio de hoja de cálculo. Esta probabilidad infinitesimal cegó a los líderes de Intel, quienes no se preocuparon por las astronómicas consecuencias que podría traer. Cuando este evento en un millón le sucedió a un profesor de matemáticas, encendió una explosión en un chat de Internet que llegó hasta los medios y causó el cese de envíos de computadoras basadas en Pentium a IBM. Separar la probabilidad de las consecuencias es una clave para liderar una vida empresarial. Es necesario estar claro en la diferencia entre ambos términos y actuar en consecuencia. En rutas peligrosas (o situaciones que puedan destruir la empresa) se debe evitar escalar hacia el fallure, sin importar que tan difícil o fácil parezca el terreno, a menos que no se tenga otra opción.
Lección 3: escalar al futuro hoy, cómo tener éxito cambiando la forma de pensar. Collins ilustra esta recomendación con el relato de su intención de escalar una pendiente llamada Genesis, lo cual para muchos era poco probable. Una vez observó a un colega en un intento y pensó que sí sería posible. Después de varias pruebas quiso rendirse, pero aunque se sentía físicamente fuerte, se sentía psicológicamente intimidado por la ruta. Así decidió que debía cambiar su forma de pensar. Decidió emplear un truco consigo y pensar en cómo verían el reto los escaladores del futuro. Los más experimentados lo percibirían como un calentamiento y los menos talentosos como un valioso reto imposible. Así decidió cambiar todos los calendarios e imaginarse que habían transcurrido unos cuantos años. Con ese reto psicológico pudo ascender.
Este experto indica que el cambio de forma de pensar puede practicarse, particularmente en el caso de emprendedores y visionarios constructores de empresas. La clave es reconocer los patrones subyacentes con el beneficio de la perspectiva histórica y proyectar lo que esos patrones significarán para generaciones futuras. El escalar enseña que las barreras más grandes no están en las rocas sino en la mente. Se evita tomar riesgos porque se confunde la probabilidad con la consecuencia y además muchas veces se permite que el actual marco de pensamiento limite la creatividad y las capacidades. Y lo que se percibe como límites hoy simplemente se verán como pequeños tropiezos para la próxima generación.
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Este es el resumen del artículo "Lecciones de liderazgo de un escalador de rocas" publicado en Diciembre 2003 en la revista Fast Company.
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