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Los más caritativos | 
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| Probablemente lo más difícil de construir una fortuna sea dejarla ir. Al menos esa es la conclusión que podría obtenerse después de revisar la lista del segundo ranking anual de filántropos. En el primer puesto están William H. Gates III y su esposa Melinda, le siguen Michael y Susan Dell, el co fundador de PeopleSoft David Duffield y su esposa Cheryl, y el primer presidente de eBay Inc. Jeffrey S. Skoll. Combinando sus billones con su enorme capital personal, estos benefactores están atacando algunos de los problemas sociales más graves, desde la pobreza hasta las escuelas públicas. Los nuevos filántropos exigen resultados que se puedan constatar, eficiencia y transparencia.
Los miembros de la lista no pertenecen a ella según las cantidades donadas, sino por el nuevo concepto de filantropía responsable. En lugar de hacer promesas que serán cumplidas en el momento de su muerte, estos benefactores están manejando sus fortunas en vida cuando pueden poner al servicio sus habilidades y dinero para combatir los peores problemas que afectan la sociedad. Para lograr los quince nombres de este año se recurrió a récords públicos y entrevistas a presidentes de fundaciones, grupos comunitarios, expertos del sector no lucrativo y otros. Los candidatos tenían que haber donado US$ 95 millones en los últimos cinco años. Algunos no se incluyeron por no tener información disponible a tiempo (como Charles F. Feeney, quien ha eludido el radar por más de una década a pesar de que sus contribuciones lo situarían en el tope de la lista).
Muchos de los más dinámicos donantes son quienes hicieron su fortuna en tecnología. Además de Dell y Gates también aparecen el fundador de CyBerCorp Holdings Inc., y el cofundador de Gateway Inc. Debuta este año Haim Saban, un emprendedor de la industria del entretenimiento. También Ira y Mary Lou Fulton, quienes donaron la mitad de las ganancias de su empresa, Fulton Homes Inc., a educación. El grupo da muestras de lo que es la nueva filantropía. Muchos han entregado grandes cantidades de riqueza mientras puedan seguir manejando el proceso. El antiguo modelo del donante de edad se ha cambiado por cada vez más jóvenes dedicados a la actividad sin fines de lucro. Ahora la gente está organizando fundaciones entre los 30 y los 40 años.
La prisa por “deshacerse” del dinero tal vez estriba en vigilar de cerca el control de los recursos para que estos sean usados eficientemente. También está la urgencia por atacar los problemas de la humanidad en el momento y no después. A esto último también obedece a que la mayoría de las contribuciones van fuera de los límites de Estados Unidos, a países donde están los mayores dolores de cabeza de la humanidad, como la educación en Etiopía por ejemplo. También prevalece una razón personal, muchos de los filántropos están conscientes de los peligros que conlleva el crear una dinastía financiera (las investigaciones recientes han revelado la peligrosa combinación que puede resultar de la riqueza y la juventud).
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Este es el resumen del artículo "Los más caritativos" publicado en Diciembre 01, 2003 en la revista Business Week.
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