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Cuando cosas malas le pasan a empresas buenas |
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| Charles Schwab Corp. había sido por mucho tiempo una organización modelo, de la que todos oían hablar como la empresa donde cualquiera desearía trabajar. Cuando empezaron los recortes de personal, el orgullo de ser la empresa en la que todos los empleados eran considerados parte de una familia, se vino abajo.
Chuck Schwab lanzó la empresa en 1974 motivado por la oportunidad económica de la época y por su sensibilidad. Como ejemplo no quiso mirarse en el ejemplo de las firmas de la Costa Este sino que quiso ser una alternativa de la Costa Oeste, una firma corredora que pudiera ayudar a la gente real a consolidar sus sueños financieros, que no estuviera en el negocio sólo por hacer dinero. De acuerdo con Schwab, todavía gerente a sus 65 años, la cultura se construyó bajo un sentimiento de justicia hacia el cliente y hacia el prójimo, donde la ética ha sido el centro de todo.
Por casi 30 años la empresa funcionó muy bien con sus 16 mil empleados. Los problemas eran tan simples como preocuparse por contratar suficiente personal para mantener el crecimiento. Pero desde hace tres años las cosas han cambiado. Las ganancias de la organización bajaron 29% a US$ 4,1 billones el año pasado de US$ 5,8 billones en el 2000. Y la acción bajó a US$ 11 de un pico en abril del 99 de US$ 50,16. Para finales de año, la empresa habrá despedido al 25% de su fuerza laboral. Y ahora que el mercado ha comenzado a recuperarse, la empresa se ve envuelta en el escándalo de fondos mutuales.
En noviembre, la empresa anunció haber encontrado evidencias de arreglos entre una de sus unidades y varios clientes institucionales, así como de dieciocho episodios de compra-venta tardía (fuera de horario del mercado). Actualmente conducen una investigación interna, y están colaborando con el organismo regulador. Ha despedido a dos empleados que borraron correos electrónicos incriminatorios.
El escándalo ha hecho que Schwab piense en la necesidad de encontrar nuevas alternativas de crecimiento. Ya no puede ser más una simple firma de comercio de acciones; tal vez el camino sea convertirse en una firma de servicios financieros globales para el inversor individual. La interrogante es si este nuevo enfoque podrá ir de la mano con la cultura corporativa basada en la ética y en otros tantos valores que ha construido Schwab. El CEO David Pottruck cree que la respuesta es afirmativa. A su criterio, se cuenta con personas que ven el trabajo en la organización como una misión, no como un negocio.
Mientras los volúmenes de negociaciones bajaron entre el 2000 y el 2001, la empresa hizo todo lo posible empleando las herramientas de las que disponía una tras otra, eliminó los bonos que formaban parte del paquete salarial, redujo los salarios de los altos gerentes, se sugirió a los empleados tomar trabajos a medio tiempo y otros. En otros tiempos, tales soluciones funcionaron, pero al final era claro que los despidos eran inevitables. Pero nadie suponía que las cosas podrían empeorar tal como sucedió cuando comenzaron los escándalos corporativos, Enron, WorldCom, y con ellas la confianza del inversionista. Vinieron en consecuencias más recortes de personal y evaluaciones de las habilidades para determinar quien se quedaría en la nueva función producto de la reestructuración. Para muchos gerentes fue dura la tarea de reunir a su personal y dar la mala noticia.
Todas las buenas intenciones en la empresa sin embargo no lograron los niveles esperados ni la recuperación en las compensaciones. Ahora los bonos son un 40% de lo que la empresa considera óptimo. Las opciones de inversión son escasas, se ha presupuestado tasas de pagos por mérito de 4% en promedio. Un reciente estudio interno muestra que sólo una tercera parte de la fuerza de trabajo está satisfecha y una cantidad igual insatisfecha. Ha sido un cambio fuerte, de una empresa de comercio de valores a una firma basada en servicios financieros en el borde de un mercado en decadencia. Los gerentes medios están perfilando nuevos productos y servicios, apuntando a saludables inversores mucho más sofisticados y exigentes que los tradicionales clientes de Schwab. La cultura corporativa ha cambiado, de “mi contribución es única” a “sólo soy una pieza pequeña en el engranaje de esta organización”.
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Este es el resumen del artículo "Cuando cosas malas le pasan a empresas buenas" publicado en Diciembre 8, 2003 en la revista Fortune.
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