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El triste bicentenario de la alguna vez fabulosa colonia azucarera |
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| El 1 de enero de 1804, Haití se convirtió en la primera república negra independiente, después de una exitosa revuelta de esclavos durante doce años, deshaciéndose de su papel de rica colonia azucarera francesa. Pero la sangrienta y destructiva independencia así como el mal gobierno, no ayudaron mucho a la nueva nación. Cien años más tarde el presidente Rosalvo Bobo le dijo a sus coterráneos que estaba cansado de “estupideces” de un siglo de esclavitud de negros por negros. Conminó a los haitianos a cambiar de rumbo para que tuvieran algo que legar a sus descendientes y algo que celebrar en el 2004.
Pero hoy en día Haití es el país más pobre de las Américas (80% de sus 7,5 millones de habitantes son pobres); lidera en la región sólo en las estadísticas de Sida, desnutrición y mortalidad infantil. El actual presidente Jean-Bertrand Aristide, ve el nuevo aniversario como un momento para mostrar los logros del país en cuanto a democracia y tolerancia política después de décadas de dictaduras. Pero la oposición clama por su renuncia y hasta le han advertido no aparecerse en las celebraciones bicentenarias en la ciudad de Gonaïves, símbolo de la lucha independentista. Aristide en algún momento gozó del apoyo popular. Electo en el 90, fue depuesto por un golpe militar nueve meses después y restituido por tropas norteamericanas enviadas por el Presidente Bill Clinton. Después de su segunda elección en el 2000, la desilusión había crecido.
El descontento se hizo evidente cuando seguidores de Aristide, respaldados por la policía, irrumpieron en la universidad nacional y atacaron a los estudiantes. Cuando el rector trató de intervenir, fue agredido con barras de hierro por los asaltantes. Aristide condenó el incidente pero criticó a los estudiantes; no obstante estos últimos han dicho que se movilizarán hasta que el mandatario se vaya. La oposición se ha unido al movimiento, conjuntamente con empresas y sindicatos. Una huelga general a mediados de diciembre cerró casi todos los negocios. Pero el gobierno ha mantenido la represión organizando la Brigada Especial que patrulla las calles amenazadoramente en uniformes negros. Los locales los acusan de varios asesinatos.
A pesar de la violencia, Aristide insiste en que debe hacerse la celebración bicentenaria, para lo cual ha invitado a varios jefes de Estado, particularmente de África y del Caribe. Mientras el apoyo externo que ha tenido Haití, básicamente en recursos financieros parece depender de la próxima ronda de elecciones parlamentarias que deberán efectuarse durante este mes. El presidente por su parte acusa a la oposición de frenar deliberadamente las elecciones para minar su gobierno por lo que preparándose para cualquier freno económico, está buscando otras opciones. Está amenazando a Francia con una demanda para que esta nación le regrese a Haití los 90 millones de francos que debió pagarle a la nación europea como una indemnización por dejar de ser colonia. Los oponentes dicen que esto es sólo una distracción frívola de los problemas reales del país, que comienzan con el lamentable fracaso en tratar de convertir la democracia en una realidad.
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Este es el resumen del artículo "El triste bicentenario de la alguna vez fabulosa colonia azucarera" publicado en Diciembre 20, 2003 en la revista The Economist.
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