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Debajo del cuchillo | 
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| El Beth Israel Deaconess Medical Center en Boston, es uno de los pocos centros asistenciales de salud que cuenta con un sistema digital de información para diagnosticar enfermedades. Gracias a dicho sistema, los médicos dispondrán, cuando sea necesario, de los historiales computarizados de cada paciente. Lamentablemente, no todos los hospitales cuentan con esta tecnología. Según la publicación Health Affairs, 80% del los hospitales y 95% de los médicos usan los mismos métodos de almacenamiento de datos que se empleaban hace cincuenta años, es decir, carpetas y archivos metálicos. Un sistema cuya ineficiencia impresiona incluso a los funcionarios del gobierno.
La ineficacia del sistema de archivos tradicional añade cientos de millones de dólares a las cuentas de salud de empleados y empleadores, mientras que los errores médicos, que podrían ser prevenidos con una rudimentaria TI, causan la muerte de un estimado de 98.000 personas por año. Lamentablemente, cualquier intento por introducir mejoras en el sistema se ha enfrentado con serios obstáculos. Por una parte, la inversión en TI abarca cerca del 3,9% de los ingresos, una suma irrisoria en comparación con otros segmentos industriales, como las telecomunicaciones, donde la cifra es de 7,9%; y, por la otra, el recelo con el que los médicos y administradores ven aún las nuevas tecnologías.
Por su parte, el Beth Israel posee los historiales de más de 9 millones de pacientes en una base de datos en línea llamada CareWeb. Este sistema alberga, además, todas las órdenes de prescripciones y análisis correspondientes a cada paciente. Según algunos especialistas, casos como el Beth Israel acentuarán la tendencia a invertir en TI durante los próximos cuatro años.
Pero llegar a los estandares del Beth Israel no será fácil para todos los hospitales. En el Beth Israel la implementación del sistema estuvo a cargo del doctor John Halamka, CIO del hospital y un entusiasta conocedor del área tecnológica. Ya que no contaba con capital suficiente, Halamka y un equipo de tres desarrolladores, se dieron a la tarea de diseñar el sistema durante un período de seis meses y a un costo de US$ 250.000. El resultado final fue un modesto CareWeb sin capacidad para almacenamiento de exámenes radiológicos. La opinión no fue muy favorable cuando se implementó en el 99, pero gradualmente la resistencia fue cediendo. La fase posterior fue más difícil y consistió en la creación de un sistema de entrada de órdenes, que fue diseñado tomando en cuenta la opinión del personal médico y paramédico. Con esta instalación, las enfermeras ya no tuvieron que transcribir órdenes de los doctores o enviar por fax las prescripciones a las farmacias. Ya en el 2002, la tecnología estaba dando sus primeros frutos: un ahorro de US$ 1 millón anual y la eliminación en un 90% de cierto tipo de errores.
El pasado diciembre, CareGroup anunció ingresos fiscales netos por un monto de US$ 13,8 millones, el primer balance positivo en seis años. Sin embargo, Halamka no está satisfecho, porque aún quedan muchos hospitales que carecen del sistema, lo que obliga a los médicos a mantener la vieja metodología. Para el próximo año se espera que tres hospitales del área de Boston comiencen a compartir los registros médicos.
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Este es el resumen del artículo "Debajo del cuchillo" publicado en Enero/Febrero 2004 en la revista Business 2.0.
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