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¿Podrá China mantener las luces encendidas? |
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| La independencia energética de China podría estar a punto de terminar. Después de años de explotación, los principales campos petroleros están vacíos. El país ha adquirido un voraz apetito por el crudo extranjero (el año pasado consumió 5,4 millones por día, eclipsando a Japón, el segundo consumidor de petróleo del mundo). Esta tendencia marca ciertos retos tanto para Beijing como para el resto de la economía global. Ya China compite con EE UU, Japón y Europa, por el petróleo del Oriente Medio, convirtiéndose en un factor que influye en los precios. Los expertos en seguridad temen que la determinación china por minimizar su dependencia de esta región, fomente relaciones con otros estados productores de petróleo que EE UU considera aliados del terrorismo.
Por otra parte, los ambientalistas temen que China se vuelque de nuevo al uso del carbón en su afán por disminuir la dependencia del petróleo. Los líderes chinos saben que lo que se deje de hacer en la búsqueda de nuevas alternativas para satisfacer las necesidades de energía influirá directamente en el crecimiento. Por ahora, sólo están tratando de mantener las luces encendidas. El verano pasado, una subida inesperada en la demanda de energía eléctrica causó un colapso en las plantas eléctricas, dejando a ciudades enteras a oscuras y ocasionando el cierre temporal de empresas. El mes pasado, se solicitó a los centros comerciales de Shangai bajar sus termostatos y en algunas provincias se ha limitado el uso de electricidad a algunos días a la semana.
El problema estriba en la negativa de Beijing a soltar el poder económico. Son los burócratas de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma los que determinan quién puede construir nuevas plantas eléctricas. Además, los planificadores han calculado mal la demanda, ocasionando así la escasez. Para muchos, el conflicto refleja la completa incoherencia de la aproximación china a la política energética. No hay un ministro de energía, ni un centro de toma de decisiones. Este mal manejo de la energía eléctrica hace pensar también en la poca confianza que puede otorgarse a las proyecciones de las necesidades de petróleo de China (algunos analistas las ubican en ocho millones de barriles diarios, mientras que otros consideran que serían 13 millones). Mientras tanto, las ventas de automóviles prosperan, los compradores adquieren artefactos eléctricos y el ánimo de consumo se ha expandido hasta las más apartadas villas del país.
Las importaciones de petróleo del Oriente Medio a China están cerca de 60%, pero suponen una serie de peligros geopolíticos que han forzado al país a buscar fuentes alternativas. Es por eso que Beijing ha trabajado para asegurar otros proveedores, como el acuerdo firmado en Moscú el año pasado o la visita a Kazakhistán para concretar otro acuerdo de transporte de petróleo desde el Mar Caspio a China.
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Este es el resumen del artículo "¿Podrá China mantener las luces encendidas?" publicado en Febrero 23, 2004 en la revista Fortune.
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