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Sólo una palabra: plástico |
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| El impacto que ha tenido la tarjeta de crédito es casi imposible de medir. El año pasado, los consumidores estadounidenses llevaro con sigo cerca de 1 billón de tarjetas de crédito e hicieron transacciones por un valor de US$ 2 trillones (un 20% del PIB). Para Citigroup las tarjetas son un buen negocio (entrega 145 millones de tarjetas en todo el mundo lo que le reporta US$ 19 billones en ingresos). Dell, sencillamente no podría existir sin el instrumento. FedEx, Amazon.com, eBay, todas estas empresas han construido sus imperios con la ayuda del plástico.
El episodio más representativo de la historia de la tarjeta de crédito corresponde al envío de 60 mil tarjetas de crédito (llamadas BankAmericards) por parte de Joe Williams en septiembre de 1958 a los hogares de Fresno. Miles de ciudadanos comunes de repente se encontraron con la posibilidad de tener miles de dólares en crédito que, literalmente, les habían caído del cielo. La ventaja de entonces era la misma que ahora: poder facilitar el gasto. Tal como indican algunos conocedores del tema, con el plástico no existe una conexión psicológica real en relación con el acto de gastar dinero. Para mediados de los años 60, las tarjetas tenían tanta demanda que otros bancos quisieron unirse a Bank of America para formar una asociación en torno a BankAmericard. Así vinieron Visa y MasterCard, y entre 1966 y 1970 se enviaron aproximadamente 100 millones de tarjetas.
También aparecieron quienes no querían pagar a finales de mes por los consumos que habían hecho. La tasa de delincuencia relacionada con la materia subió 22%. Se incrementaron los robos de tarjetas y muchos vendedores cargaron ventas inexistentes. Los bancos sufrieron pérdidas durante años (entre 1967 y 1970, Wells Fargo perdió US$ 7 millones; Bankers Trust US$ 10 millones entre 1968 y 1970. En 1973, los bancos perdieron un total de US$ 288 millones).
Dee Hock, el legendario CEO de Visa creó el primer sistema electrónico de procesamiento de tarjetas de crédito. Redujo el tiempo de operación de cinco minutos a 56 segundos, permitiendo a BankAmericard procesar 5 mil transacciones en una hora (hoy en día se logra esta misma cantidad en un segundo). La próxima tarea fue convencer a los establecimientos que aceptaran la forma de pago. Cuando Hock dejó Visa en 1984, la industria de las tarjetas de crédito se había comenzado a generar grandes ganancias. Irónicamente, es posible que el futuro de las tarjetas de crédito sea desaparecer, ya que muchas empresas están experimentando con otras formas de pago, mediante el teléfono celular o el escaneo de las huellas dactilares.
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Este es el resumen del artículo "Sólo una palabra: plástico" publicado en Febrero 23, 2004 en la revista Fortune.
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