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Tras la máscara |
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| Las miradas de todo el mundo están fijas en China no sólo porque es un país inmenso y que está creciendo rápidamente, sino porque afecta profundamente la fortuna de las compañías. Las empresas establecidas en China son grandes importadoras y dictan el precio global de una gran cantidad de bienes: desde el acero hasta los microchips. A medida que liberaliza sus relaciones con el resto del mundo (entró a la Organización Mundial del Comercio en 2001) China es considerada por las compañías extranjeras un mercado muy atractivo.
El progreso de China desde que se abrió a la inversión extranjera y llevó a cabo una serie de reformas ha sido impresionante. En los últimos 25 años, su producto bruto se ha incrementado en un promedio de 9% al año. El crecimiento del comercio internacional ha sido en promedio 15% anual desde 1978. El excedente comercial de China con Estados Unidos es ahora el doble del excedente comercial con Japón. Y cada semana más de $US 1 millardo proveniente de inversiones extranjeras fluye al país. Todo lo anterior da fe de la integración global de la economía China.
El rápido crecimiento de China le ha asegurado estabilidad política. Mientras que los regímenes socialistas se han derrumbado en todo el mundo, el Partido Comunista Chino ha sobrevivido: el levantamiento de la Plaza Tiananmen, en 1989, la crisis asiática de 1997 y el virus del SARS, el año pasado, sin hacer ningún tipo de concesiones a la democracia. El liderazgo actual está bien formado, es capaz y pragmático.
China se ha vuelto internacionalmente respetable: es más un socio que una amenaza. El debate sobre la devaluación del yuan responde más a la política de los partidos estadounidenses que al mercantilismo chino. Internamente, el Gobierno sabe que su aceptación depende sólo del rápido crecimiento económico. Los líderes chinos aún se hacen llamar comunistas, pero se han vuelto capitalistas en la práctica. Si siguen algún tipo de filosofía, esta tiene poco que ver con Mao o Marx, sino con la famosa máxima de Deng Xiaoping: “No importa si el gato es blanco o negro, lo que importa es que atrape el ratón”.
La combinación de crecimiento, estabilidad y potencial de China, ha entusiasmado a todo el mundo. Los hombres de negocio retornan de Shanghai y Beijing convencidos de que este será es siglo de China. Goldman Sachs, un banco de inversión, predice que superará a Estados Unidos como la mayor economía alrededor de 2040.
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Este es el resumen del artículo "Tras la máscara" publicado en Marzo 20, 2004 en la revista The Economist.
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