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Las barreras y las compuertas de la comunicación |
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| Puede parecer curioso que alguien como yo, un psicoterapista, esté interesado en los problemas de la comunicación. Pero, de hecho, la tarea de la psicoterapia es tratar las fallas en la comunicación. En las personas emocionalmente desajustadas, la comunicación interna con ellos mismos se ha roto y, por consiguiente, la comunicación con otros ha sufrido un menos cabo. Para ponerlo en otros términos, sus deseos inconscientes, reprimidos o negados, han creado distorsiones en el modo como se comunican con los demás. Por consiguiente, sufren tanto internamente como en sus relaciones interpersonales.
El objetivo de la psicoterapia es ayudar al individuo a lograr, a través de una relación especial con el psicoterapista, una buena comunicación con sigo mismo. Una vez que esto es logrado, la persona es capaz de comunicarse más libre y efectivamente con los demás. De este modo, podríamos decir que la psicoterapia consiste en una buena comunicación dentro y entre la gente. Aún si lo volteáramos, este enunciado continuaría siendo cierto. Es decir: una buena comunicación o una comunicación libre dentro o entre personas es siempre terapéutico. Gracias a mi experiencia, he encontrado que la comunicación siempre se topa con un obstáculo fundamental: la tendencia de la gente a evaluar. Afortunadamente, también ha descubierto que si la gente puede aprender a escuchar con entendimiento, es posible mitigar sus impulsos evaluativos y mejorar así la comunicación con los demás.
Todos nos inclinamos naturalmente a juzgar, evaluar y aprobar (o desaprobar) las opiniones de los demás. A pesar de que hacer evaluaciones es normal en casi todas las conversaciones, esta reacción es aumentada en situaciones en las que las emociones y los sentimientos están profundamente involucrados. Mientras más fuertes sean los sentimientos, menor será la posibilidad de que haya un elemento común en la conversación. El resultado será dos ideas, dos sentimientos o dos juicios perdidos en el espacio psicológico.
Pero podemos lograr una verdadera comunicación y evitar la tendencia a evaluar, escuchando con entendimiento. Y esto, significa ver la idea expresada y la actitud asumida desde la perspectiva del otro. Quizá esto suene absurdamente sencillo, pero no lo es. De hecho, es un método muy poderoso en la psicoterapia
Si Usted se cree un buen “escuchador” y, sin embargo, no ha obtenido los resultados esperados, es posible que su forma de escuchar no sea tal y como se está planteando acá. Para determinar en qué medida Usted entiende a sus interlocutores, trate de reconstruir el marco de referencia de los mismos, replanteando de nuevo las ideas emitidas por estos y de un modo que satisfaga las expectativas del interlocutor. Suena simple, ¿verdad? Pero, si hace el intento, descubrirá que es una de las tareas más difíciles que haya realizado.
Pero, si es tan sencillo y efectivo, ¿por qué este método es tan poco utilizado? Hay varias razones:
- Falta de coraje: escuchar con detenimiento es, realmente, una tarea riesgosa, porque supone entrar sin emitir juicios a un mundo ajeno, que nos puede cambiar. Y la mayoría le tiene temor al cambio.
- Emociones exaltadas: en las discusiones acaloradas, las emociones son más fuertes y, por consiguiente, es más difícil obtener el marco de referencia del otro. Y, sin embargo, este es el punto en el que escuchar detenidamente es más necesario. Una solución a este problema es conseguir una “tercera persona” que sea capaz de dejar de lado sus emociones y pueda clarificar los puntos de vista de cada interlocutor.
- Demasiada gente: hasta los momentos, los psicoterapistas sólo han sido capaces de evaluar pequeños grupos en disputa. Pero aun los grupos grandes como países, etnias, etc. pueden aprovechar este enfoque, valiéndose de moderadores externos que interpreten, sin ser evaluativos, las ideas del grupo o los grupos involucrados.
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Este es el resumen del artículo "Las barreras y las compuertas de la comunicación" publicado en en la revista Harvard Business Review.
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