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El lunático para el que usted trabaja |
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| Para los adversarios de la globalización, la empresa es un instrumento de opresión, destrucción ambiental y conquista imperial. Hasta cabría pensar que es también patológicamente insana. Esta es la conclusión de un film llamado The Corporation, ganador de algunos premios y que pronto será estrenado. En este, se hace un ataque coherente a la institución más importante del capitalismo. Sus creadores, Mark Achbar, Joel Bakan y Jennifer Abbott, se plantean que, si la corporación es una persona, ¿qué clase de persona es? La respuesta se desarrolla en dos horas de entrevistas a: intelectuales, empresarios, economistas, psicólogos y filósofos, que llegan a definir a la corporación como una psicópata.
Como todos los psicópatas, la corporación sólo persigue sus propias metas y, por ende, es irresponsable, porque pone en riesgo a otros para satisfacer esta meta. Ella manipula todo, es grandiosa, insiste en que es la mejor, se niega a aceptar responsabilidades. Si se puede comparar con una persona, entonces la corporación es clínicamente insana. El mensaje principal de la película es que, a través de su persecución de las ganancias, las empresas hacen que la gente buena haga cosas malas.
Los creadores del film consideran que esta es una idea original y de su propia cosecha. Pero, en realidad, fue propuesta hace más de un siglo por el sociólogo alemán, Max Weber. Este parte de su noción de “burocracia”. Para Weber, las tiranías encuentran su elemento natural no tanto en las burocracias económicas de capitalismo, cuanto en las burocracias de estado del socialismo. Infinitamente más poderoso que las firmas y menos responsable de sus acciones, el Estado moderno tiene la capacidad de comportarse (incluso en las evolucionadas democracias occidentales) como un psicópata más peligroso que lo que puede llegar a ser cualquier corporación.
Los autores de The Corporation, señalan que el protagonista de la película no es el Estado. Pero, sin duda, han elaborado un producto que mueve el pensamiento mucho más allá de la noción de empresa. El film también invita a la audiencia a sopesar los beneficios de la privatización versus la propiedad pública. La obra se refiere al habitual problema de la corrupción corporativa y las agencias regulatorias, que debilitan la vigilancia pública de firmas privadas encargadas de manipular bienes públicos. Pero eso es sólo la mitad de la historia. La película no tiene nada que decir sobre el inmenso daño que también puede generar la propiedad del estado.
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Este es el resumen del artículo "El lunático para el que usted trabaja" publicado en Mayo 08, 2004 en la revista The Economist.
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